viernes, 12 de noviembre de 2010

CAP 1


La marea subía y el viento soplaba cada vez más fuerte, yo me encontraba de espaldas al mar, con los ojos cerrados y los brazos extendidos... como si esperara a alguien. De pronto, un susurro que se convierte en un potente grito clama mi nombre, inmediatamente volteo y lo veo: tan hermoso como siempre...
"creo que me estoy enamorando" me susurró al oído mientras ambos nos sonrojamos.
Sus delicadas, suaves, delgadas y frágiles manos toman mi rostro... mi estomago siente cosquilleos a medida que el avanza... Casi rozábamos nuestros labios, respirábamos el mismo aire, sus ojos se tornaban más brillantes, con  cada segundo que pasaba en esa deliciosa cercanía ambos nos uníamos mas, nuestras almas se fusionaban. Cada uno deseaba los labios del otro... de repente un metálico y agudo sonido penetra mis oídos y taladra mi cerebro: el maldito último anuncio del despertador anuncia que me quedé dormida y que, por lo tanto, estoy llegando tarde al primer día de clases en mi nueva escuela. Solo tomé lo necesario para llegar a la parada y tomar el ómnibus que me deja a 3 cuadras de la escuela.
"Bien, tu día no comenzó bien, pero eso no significa que no sea un gran día..."- me dije a mi misma luego de ser asustada por el despertador. El susto y mi sueño eran tan grandes que apenas pude reaccionar minutos después, cuando ya caminaba unas diez cuadras de mi casa a la parada. En fin, luego de alentarme a mí misma, parecía que el día ya tenía planeado todo en contra mí, porque juro  que fue algo inmediato: termine de decirme eso a mí misma  y empezó a llover. Y para mejorar, el colectivo no venía y la parada no tenia reparo. En pocos minutos las calles estaban inundadas y los autos que pasan me bañan de barro con el agua que salpicaban
_MIERDA!!!!-grite frenética, y luego, divisé mi salvación... EL COLECTIVO.
 Subí inmediatamente y me senté al fondo; el viaje era largo y no quería ver a nadie...
La gente subía y bajaba, el viaje estaba colmado de viejas chismosas que en susurros se contaban entre ellas las privacidades de los vecinos que podían conseguir luego de tanto esmero husmeando en las ventanas; vendedores de lapiceras, accesorios para el pelo pulseras... esperaban con esperanzas que alguien se dignara a comprar sus baratijas mientras se desfilaban por los pasillos del ómnibus haciendo malabares con los bolsos y los asientos para no terminar desparramados en el piso.
Sin embargo, para mí, todo lo que se alejara del perímetro de mi asiento, era un mundo aparte. En mi cabeza no podía dejar de recordar las imágenes de aquel sueño, y del anterior, y el anterior…
 Ya hacían 6 años que en las noches soñaba con aquel muchacho. Lo extraño era que, a diferencia de un sueño normal, el siempre cambiaba con el paso del tiempo, tal como yo lo hacía y por supuesto, cualquier persona normal. Prácticamente, en mis sueños, habíamos crecido juntos. Y aunque jamás habláramos mas que algunas pocas palabras en muy escasos sueños, era como si casi yo lo conociera y el a mí…  
Algo en mí me decía que pronto nos veríamos en el lugar menos indicado, y ¿quién sabe? Quizás nos podríamos besar, al fin… Me daba mucha vergüenza tener que admitir que me gustaba un chico que vivía en mi cabeza, pero, lamentablemente, era verdad. Y aunque suene patético, no había tenido ojos para ningún otro chico, ni ellos a mí, por lo tanto estábamos a mano. Aunque eso, por un lado me hacía sentir mal… hasta que recordaba al joven con el que soñaba.
Y de tanto pensar en él, me fui de la realidad, a tal punto que perdí mi parada y terminé en la otra punta de la ciudad, aturdida por el colectivero que me dijo:
_Nena, esta es la última parada... o te bajas o me pagas otro boleto para la vuelta...
_No, me bajo!-no tenía ni $0.05 partidos por la mitad, con el apuro apenas agarre un billete de $2,00 para el pasaje de ida...
"¡¿Gran día?!”-me cuestioné a mi misma  para mis adentros; había terminado en un barrio horrible de la parte baja de la ciudad, sola y sin dinero...
El crédito de mi teléfono celular alcanzaba solo para enviar algunos mensajes a mi mamá; me odié por enviar mensajes poco importantes con mis amigas. Que, aunque no eran muchas, eran las mejores… digamos que yo no soy un tipo de persona que se la puede definir como “social”, al contrario, mientras más sola, mejor.
"Ma, me confundi d colect. (era obvio, no le iba a poner que me olvidé de bajarme en la parada porque para darme una lección me iba a hacer volver caminando) no tengo dinero para el omnibus xfa pasame a buscar a la calle 39 y la 27"-Caminaba y escribía a la vez, completamente distraída y tratando de perder lo mas que pueda el contacto visual con cualquier persona que merodee cerca de mí, aunque en realidad no había nadie, porque solo a mí me tiene que pasar que tenga que andar en la calle en medio de la lluvia.
En algún momento, choco con alguien y ambos caemos al suelo (para ser más precisos, el al suelo, yo al agua de la calle) 
_ ¿Estás bien?-me pregunta una voz desconocida pero que a la vez se me hacía muy familiar, como si la  hubiera oído más de una vez, pero que, sin embargo, no hubiera sido lo suficiente como para memorizarla y reconocerla.
_ ¡No! estoy en un charco, tiré tus cosas al piso y osh!! perdoname si?-le dije mientras levantaba sos cosas: púas, un cuaderno, teléfono, llaves, un estuche...
Alzo la mira y veo una delicada, suave, frágil y delgada mano extendida frente a mí dispuesta a ayudarme...
Sus ojos, tan hermosos y radiantes, con su color pardo resaltaban de entre la niebla gris y ese clima morboso y daban un rayo de esperanza y paz… Yo conocía esos ojos, yo soñé con esos ojos…
_ ¡Te conozco! no sé de dónde!-dije casi sin pensar, y a la vez mentí para salvarme un poco de mi desenfrenada actitud… era obvio que no le iba a decir "sueño con vos todas las noches!" porque eso lo asustaría, es algo friqui, y además, nadie sabía de aquello más que una amiga mía, Verónica, y nadie más lo sabría jamás. Por el simple hecho de ser algo soberanamente patético y cursi.
_No, no lo creo-me dijo el muchacho mientras encendía un cigarrillo sacado de su bolsillo...
_Si, yo tampoco lo cre...o....- Una densa neblina se interpuso entre ambos, y me atontaba (más de lo que ya lo estaba) apenas podía hablar o pensar lo que iba a decir. Su figura comienza a ser más abstracta. Ya no estaba más, su delgado y alto cuerpo se perdía a lo lejos en la llovizna por aquellas inseguras calles... ¿Qué mas hacer? Sólo me quedaba sentarme a esperar a que mi madre me pase a buscar...
La demora fue tan grande que había perdido mi primer día de clases, es decir… por más que aún fuera a la escuela, no me ponían asistencia.

Mamá no llegaba mas, y con la lluvia y el viento casi polar yo sentía mis huesos ser penetrados por el helado clima, mis dientes castañeaban y no sentía mis dedos .Definitivamente, no era mi día; pero, algo en mi interior estallaba de felicidad por haberme encontrado, aunque sea unos segundos, con el chico de mis sueños. Y eso, me hiso sentir más extraña a la vez, ¿por qué soñaba con él? ¿Por qué eran tan reales mis sueños? ¿Quién era él? ¿Estaremos ligados o relacionados con algo?
Lamentablemente, no sabía su nombre. Con Verónica algunas tardes bromeábamos en mi otra ciudad y lo apodábamos con nombres ridículos como Fulgencio, Martiniano de las Nieves, o Isidoro José del Carmen.
Extrañaba mi otra ciudad, allí deje a Verónica, y en la anterior a Gilda, y en  las anteriores, a dos o tres amigas mas, que ya se convirtieron en simples conocidas.
El trabajo de mi madre era tan bueno, y ella lo hacía con tanto talento, que era requerida para muchas empresas importantes en el país, y fuera también, pero ella no pensaba abandonar su patria. Cada dos años, más o menos, nos mudábamos de ciudad, y eso era comenzar de nuevo para mí, jamás podía establecer una amistad verdadera porque me tenía que ir en poco tiempo, y debía hacerlo a la fuerza, no tengo ni padre, ni hermanos, ni nada, por lo tanto, estaba atada a mi madre y debía seguirla a donde fuera si quería luego darme lujos en el shopping.
Nada es gratis en la vida, y yo estaba dispuesta a pasar por esto, para luego correr al centro comercial a comprarme ropa, debía admitir que tenía síntomas de compradora compulsiva.

Pasada media hora oí un bocinazo proveniente del auto de mi madre que al fin había llegado al barrio en el que me encontraba, el sonido del motor me reconfortó, pero la cara de mi mamá hizo que deseara quedarme a vivir ahí, en esa calle con aquel frío antes que entrar al mismo lugar con ella. Entré al auto y antes que pueda respirar comenzó el griterío:
_Esta es la última vez que te paso a buscar a un barrio de mierda como este!! Casi me tiran un piedrazo al auto cuando venia para acá, encima tu irresponsabilidad se supera cada día! ¿A vos te parece equivocarte de colectivo, caer toda mugrienta y encima faltar a tu primer día de clases en una escuela nueva?!?!!?!? Con lo difícil que es encontrar bancos hoy por hoy!!!! 
Yo no dije nada, tenía razón, además me sentía peor, porque hice que mi madre llegue tarde a su trabajo por culpa de andar pensando en un chico que casi no conozco... a parte, si bien su voz aturdía y sonaba agresiva, se podía ver en su mirada el amor con el que me lo decía... era muy hiriente verla a la cara, yo sabía que le había hecho pasar un muy mal rato... me podría haber pasado cualquier cosa, encima estaba sola... y soy su única hija... eso le afectaba mas a mi mamá: yo era lo único que tenía en el mundo... y ella lo que yo.
Viajábamos con un incomodo silencio, para poder romper un poco el hielo decidí encender la radio, la cual inmediatamente la apagó.
Llegamos a la puerta de casa, mi madre me dejo en la puerta y aceleró con todo el auto para no llegar más tarde de lo que ya iba.
Yo entré, fui a mi habitación, me saqué la ropa mugrienta y me fui a bañar para sacarme el barro que los autos me dejaron... Mientras me bañaba, me preguntaba por qué razón el joven se había ido de la nada, aunque quizás no me conocía, y si me conocía corrió espantado por mi andrajosa y mugrienta facha.  
Horas más tarde, Vero me llama, era la única que mas o menos llegaba a conocerme, jamás le conté de mi, a nadie, en realidad. Me siento egoísta al hablar de mi persona, no se porqué, sin embargo con ella era muy parecida en muchos aspectos, y quizás por eso, sabía como me sentía.
_Hermana!! ¿Como estas?-pregunto como si supiera que tuve un día embarrado y aturdido, y que apenas comenzaba...
_Bien! re bien!! y vos?- Chillé con vocecita aguda para evadir la parte de hablar de mi.
 _ Bien, por lo tanto, tuviste un día horrendo, ¿No? ¿Estás en tu escuela?
_Si, bueno, tenés razón… no fue un buen día, en parte. Y no. No estoy en la escuela, por eso es un mal día. ¿Cómo sabés que mentía?
_Tu voz aguda, la haces cada vez que mentís… Yo estoy en la escuela, pero la profesora de lengua no vino, algo me dice que este año va a estar muy bueno…  
_Va a ser un año fácil… Adiviná a quién vi en la calle
_No se Agus, estás una ciudad nueva, no creo que sea algún conocido mío... 
_Si, tenés razón, no es conocido tuyo, pero de cierto modo, es conocido mío... es el chico con el que sueño...
_¿De verdad me decís esto? Contame todo-casi empiezo a contarle que enseguida me interrumpió- no, todo ya no, llego el director, me tengo que ir Chau! Hablamos a la noche.-dijo y colgó antes de que yo terminara de procesar lo que me dijo…
 Me dejó extrañada haber tenido una conversación tan rara. A la noche mi madre llego a casa, no me dijo nada, ni si quiera me saludó lo cual significa que de verdad está enojada, o mejor dicho, decepcionada con migo. Me sentí un poco incómoda, pero no lo suficiente como para interesarme.  No es que yo sea mala persona o desinteresada, lo que pasa es que mi madre y yo jamás establecimos un tipo de relación cercana, es decir, según por lo que veía en la T.V.  Pude deducir que somos una familia bastante anormal.


De repente, me encuentro en un espeso bosque color musgo lleno de cipreses y césped que contrastaba con la gris y  violenta tormenta que estaba a punto de acercarse, ya hacía frío, y en el cielo de comenzaban a dibujar los primeros rayos... avanzo hacia algún lugar por entre la espesura de los pinos, su fresco olor me hacía picar la nariz. Tanto avancé que llegué a un campo rodeado de lirios violetas de tres hojas, estaba entre el límite de dos pinares.
Las aves chillaban, advirtiendo el mal clima, el viento era espeso y húmedo, y confundía mucho la vista, sin embargo, a lo lejos se distinguía una delgada figura de cabello oscuro y encrespado acercándose hacia donde estaba.
_Hoy, estabas radiante, el barro no pudo opacar tu belleza… me pusiste nervioso, y como un cobarde, huí de vos. Perdón-bajó su parda mirada como si de verdad sintiese lo que hizo y pateaba el suelo. Mi cara cambio repentinamente, de embobamiento a desconcierto ¿A caso de verdad se aparece en mis sueños? ¿Es todo real? ¿Cómo ocurre todo? ¿Por qué? ¿Por qué ahora me habla? Un mar de dudas inundaban mi cabeza, y cada vez me sentía más confundida al respecto, lo que me ocurría era algo muy insólito, anormal…
El muchacho, sonriendo, se agacha y recoge un lirio mientras me extendía su brazo ofreciéndomelo con su sonrisa iluminada. Mis dedos comenzaron a sentir la delicada textura de la flor mientras oí a lo lejos un pájaro chillar horrible, pájaro bobo, no podría arruinar ese hermoso momento por más que chille lo que quiera.
Comencé a oír un fuerte aleteo que movía mucho viento, y el joven comenzó a preocuparse, cada vez más. Los gritos del ave aturdían y paralizaban, el monstruo era enorme. El joven reaccionó antes que yo y me gritó que corriera mientras me empujaba hacia el pinar haciéndome caer al colchón de hojas secas pegoteadas por el ácido de aquellos árboles…
El ave cazó enseguida al joven y lo tomo por las costillas antes que llegue con migo a los pinos. Las garras de la enorme bestia penetraron su costado derecho, salpicándome de sangre mientras el muchacho gritaba de dolor.
Ahogada entre las sabanas y toda transpirada, amanecí en el piso y decidí ir al baño a lavarme la cara... eso me relajaría y despejaría un poco. Entro al baño, enciendo la luz toco mi frente y siento un leve cosquilleo en mis manos, me miro al espejo y en mi frente había una marca de sangre; me miro las manos y estaban rojas de la misma... no sabía qué hacer, si gritar o tomarme un pastilla para ver si no alucinaba, enseguida lavé mis manos en busca de una cortadura o algo, pero no hallé nada... un fuerte escalofrío recorrió mis espaldas.
Arrastrando los pies, me dirigí hacia mi habitación, al entrar a mi cama, la textura suave y deliciosa de la cama me reconfortaron de mi susto, seguro aquello ocurrido en el baño fue una alucinación por el sueño. Mi espalda siente algo, por sobre la ropa, algo raro, una textura diferente a la de mis sábanas y con mas volumen, de un salto por el susto me senté en la cama y rogando que no sea nada anormal, tomé el cuerpo y lo miré con la poca luz que entraba de la calle. Era un lirio… comencé a temblar, todo lo que soñaba ocurría de verdad en un mundo paralelo, o algo así. Lloré varias horas pensando en el muchacho aquel, pensando en que podría estar corriendo riesgos o incluso podría estar muriendo.
Necesitaba verlo para poder quedarme tranquila de que nada le ocurría.

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