martes, 22 de febrero de 2011

CAP. 41





Qué mágico momento estaba viviendo junto a Bill, ambos entrelazados y fusionados por nuestros brazos, sin embargo ¿Todo lo que vivía era real? Mis dudas no paraban de brotar por mi cabeza. Ya me comenzaban a molestar mis pensamientos, no me dejaban concentrar en el momento, se me rebalsaba la mente y eso me causaba un poco de incomodidad, y creo que Bill lo notó porque luego de darme un ruidoso y húmedo beso en la frente me preguntó qué me pasaba…
_ ¿Te metiste en el cuerpo del chico con el que hablaba?-pregunté inocente y ruborizada mientras él largaba una pronunciada y sonora carcajada.
_Siempre fui “ese chico” sólo que vos me tomabas como muerto y no te dabas cuenta de que en realidad seguía vivo…-se detuvo a pensar un momento al darse cuenta que mucho no entendía- es como si  no me querías ver como EL BILL VIVO; estabas… como enceguecida, no me reconocías por mi cambio… –Eso no tenía mucho sentido viéndolo desde varios puntos de vista, sin embargo, era irónico que yo intente encontrar lógica a las cosas pudiendo convertir un cachorro en una bestia salvaje.
_Eso explica lo de las caras raras de los demás cuando decía que habías muerto. –Me detuve.- ¿Qué es ese tatuaje?-me tomó la mano y me la izo pasar por su delgado antebrazo, se sentía el suave relieve de las letras que decían “FREIHET 89” y entonces me di cuenta que no era un tatuaje, sino una cicatriz. Lo miré asombrada.
_ Libertad 89, yo le entregué mi sangre a Gabriel a cambio de tu alma, lo que sella y hace de evidencia de nuestro trato es esta marca…
_Yo te vi morir…
_Me viste desvanecer.-Eso también podría tener lógica, sin embargo un lado de mi, seguía dudoso… aún no sé bien de qué, pero ya había preparado un bombardeo de preguntas bastante extenso que, supongo, podría acabar con mis dudas, aunque unas marcadas pisadas que se hundían en la espesura del pasto y cada vez más intensas interrumpieron mi ataque. Era Fer, que extendiéndome de la mano, me invitaba a irme de allí junto a ella, miré rápido a Bill pidiendo auxilio con los ojos mientras este sonreía enternecido. Le hice mala cara, le saqué la lengua burlona y me acerqué a mi amiga.
_Tenemos que irnos, mi mamá me acaba de llamar e interrumpir-dijo mientras miraba al cielo como si fuera una nena pequeña que recita algo de memoria- diciéndonos que en media hora debemos estar allá y que espera que te quedes a almorzar con nosotros.
Bueno, por lo que veía, muchas opciones no tenía; además no podía zafarme… creo que la señora que me recibió en casa de Fer era la madre y ya nos habíamos visto, si me invitó a almorzar con ellos es porque algo simpática le habré caído o porque algo quería saber de mí, por lo tanto iba a quedar como la soberana mierda si le decía que no. Mordiéndome los labios me acerqué a Bill mientras me miraba tranquilo, no sé por qué nos dimos la mano, pero no como si cerráramos un trato, tampoco un apretujón de amigos, fue más bien como un último contacto de nuestras pieles que tanto apego se tenían… me acarició apenas con su pulgar y me vio irme mientras le extendía la mano a Fer a modo de saludo. Me giré hacia adelante para seguir caminando/corriendo junto a Fer mientras Bill encendía un cigarrillo, lo supe porque su aroma picante traído por el viento reposó en mi nariz.
Muchísimas fueron las calles que caminamos calladas, las dos teníamos demasiado por decir y las  ganas de contar rebalsaban de nuestro interior, sin embargo, por una cuestión de respeto o amistad esperábamos que la otra le contase, así después de oír se desahogaba con las nuevas noticias. Pero ninguna se animaba a empezar por miedo de interrumpir a la otra.
Debo admitir que para las dos, o eso supongo, esa caminata fue un poco incómoda, las dos tratábamos temas vagos para sacar conversación para que así, finalmente, termináramos hablando de lo que en realidad nos interesaba. Ni hablar del extraño clima, de las notas finales, de los profesores, de mi coneja o de las madres lograron sacar a la luz lo que en realidad queríamos oír. Cuando, finalmente, Fer toma la decisión de abrir la boca, estirando la boca y subiendo las cejas le señalo de que estábamos paradas frente a su casa.
Volví a atravesar las majestuosas puertas azules para entrar a aquella antigua sala de estar con los mismos jarrones y cortinas que hoy a la mañana se paraban majestuosos y elegantes frente a mí. Sin embargo, ahora no me parecían tan asombrosos como hace unas horas, quizás lo que opacaba su imagen era ver tantos chicos y chicas adolescentes y preadolescentes bajar las escaleras a la carrera mientras gritaban, a los cuales Fer se les unió en el acto.
Luego de una estampida de hermanos, asomó la madre de Fer, que para mi sorpresa, no era la señora que me había atendido. Era una mujer cuarentona bastante alta y hermosa con finos rasgos de los cuales sólo Fernanda había heredado, los demás parecían hijos de otra madre.
_Hola, querida-dijo la mujer extendiéndome los brazos con una ancha sonrisa- Martha me habló de vos, y tenía razón… tenes un aura muy bonita.
-Gracias-dije en un gesto de verdadera amabilidad, hacía bastante que nadie me decía esa clase de cosas lindas.- ¿Martha es la mujer que me atendió hoy a la mañana?
_Si, es mi ayudante, para no llamarla mucama, porque casi es como la segunda madre de mis chicos.
Me condujo al enorme e iluminado comedor donde a la derecha tenía siente ventanales que daban a una galería en el jardín donde se veía el verde césped. En el medio de la habitación había una larga mesa tallada en las patas con doce sillas: cinco a cada lado y una en cada punta. En la izquierda se encontraba un enorme aparador de madera y cristales tallados que guardaba celosamente la fina vajilla. Por lo que me explicó la madre, mientras mi amiga devoraba… sus únicos hijos de sangre eran Marcos y Fer, los demás eran niños adoptados. El total de hermanos era ocho: estaban los mellizos de once, Juan y Santos, luego seguía una rubiecita que parecía una muñeca de porcelana llamada Lucila, de doce; una morochita de ojos verdes llamada Candela, de catorce. Luego seguía Fer de quince y Marcos  de dieciséis, Juana y Milagros las dos de diecisiete aunque no fueran hermanas.
Comimos un montón, Martha se sentía orgullosa al ver como sus “hijitos” se alimentaban como muertos de hambre. Yo jamás había probado comida tan deliciosa como la de esa mujer… también, tenía dos grandes razones: una, hacía siglos (metafóricamente, por supuesto) que no comía, y dos, mi madre sólo sabía hacer lo que se pudiera meter en el microondas o recalentar a baño maría. Por lo tanto mi menú no era muy variado ni sabroso que digamos... Repetí mi plato tantas veces como mi vergüenza me lo permitiera, hasta que ya no me dio más la cara para seguir comiendo, aunque, por lo que veía a nadie parecía molestarle porque casi todos comían tan desaforados como yo. Todos menos la mamá y Martha. Aún no había saciado mi hambre, pero por suerte, la “ayudante” me sirvió en una compotera una suculenta porción de flan casero que rebalsaba de caramelo y crema chantilly que me hizo sentir explotar…
Luego de que todos se levanten, mientras Martha lavaba los platos, sentadas en un sillón quedamos Fer, Aurora (la madre) y yo… conversamos un montón. La mujer me parecía bastante buena, era extraño que Fernanda no me contara nada acerca de sus infinitos hermanos o su amable madre, yo creía que era hija única y que vivía con su padre porque jamás paraba de nombrarlo. Al rato me enteré que su padre había muerto en un robo, entonces entendí por qué Fer lo nombraba tanto: lo extrañaba.
Mientras charlábamos me di cuenta que a la madre le interesaba bastante lo del rei ki  y el control mental, el tema del aura… etc. Yo me hice la completa desentendida del tema mientras me hablaba de mi aura y la de Fer y Marcos… lo que vio en cada uno de sus hijos a la hora de adoptarlos, era fascinante el amor con el que esa mujer hablaba mientras mi amiga se ruborizaba, y Marcos, el hermano se  paseaba revoloteando como mariposa curiosa, mirando desde todos los ángulos. En un momento, se decide acercarse a mí, cuando Aurora le pidió a Fer que la acompañe a buscar las cajas de fotos para mostrármelas. De un salto se sentó en el sillón haciéndose el chico genial mientras me reía por dentro. Tenía una mirada profunda y linda, unos ojos extremadamente negros al igual que su cabello y una piel contrastantemente blanca como la leche al igual que su hermana.
_Algo en vos me dice que estás ligada con la magia-dijo mientras detrás de mi oreja sacaba una flor.
_Oh, si… tenés mucha razón-dije en tono severo- no le digas a nadie, pero yo…-me le acerqué como si le estuviera contando toda la verdad, miré para todos lados y me atreví a decir- yo veo duendes mágicos!-bromeé mientras a Marcos no le hacía ninguna gracia.
_No me digas…
_Si te digo, caminan por todos lados, es más siempre me piden monedas a cambio de un trébol de cuatro hojas!
_ ¡No! Qué asombroso!-dijo fingiendo con migo.-vamos, en serio te digo… el color de tu aura y tu mirada revelan mucha sabiduría, no hace falta que finjas impresión con lo que mi madre te cuenta, porque los dos sabemos que vos has visto cosas mucho más asombrosas- Tenía razón, era impresionante la rapidez con la que fichaba a la gente, sin embargo… mi ego me afirmaba que yo podría superarlo en cuanto a rapidez y cantidad de cosas para ficharle a él. No le di la razón, ni le negué lo que ocurría en mi vida, sin embargo, lo desafié leyéndole a él la mirada.
_Te sentís solo la mayoría del tiempo extrañas demasiado a tu padre, a veces te molesta que tu madre haya adoptado porque sentís que no le bastaba con vos y con Fer y que intenta llenar el vacío que tu padre le dejó con niños, pero te arrepentís de pensar así en el acto porque te sentís egoísta y falso. Sos un chico sensible que aparenta no serlo, sos muy social y la gente te quiere mucho, eso es por la energía que irradias, sin embargo estas adolorido en lo más profundo de tu corazón porque estas cansado de la gente falsa, y esto de la “búsqueda de la personalidad” en la etapa de la adolescencia te tiene arto, aunque sos bastante maduro y no te das cuenta. ¡Ah! Y también dudas de tu mejor amigo.-Marcos casi cae helado del asombro, abrió sus ojos como platos y alcanzó a balbucear algo incomprensible, yo solo reía como si tuviera modestia, aunque me sentía más orgullosa de mi misma como nunca jamás… Se levanto despacio y salió al jardín enmudecido mientras Aurora y Fernanda se acercaban con las fotos.
Cientos de miles de fotos después, Fer y yo subimos a su habitación mientras me  mareaba en un mar de disculpas por tener una madre tan densa… yo no pensaba lo mismo de ella, para mí era adorable. Me pidió que le cuente todo acerca de lo ocurrido con Bill porque estaba más confundida que yo, y se burló largo rato de mí por no reconocer a mi propio novio frente a mis narices, e insulto a Andy por contagiarme.
Luego, me contó todo acerca de lo que ocurrió con Shasta en mi ausencia, estaba mega feliz de que el tipo que le gustaba era su amor, y que él la había esperado por siglos y que cuando la reconoció simplemente la abrazó y la besó como jamás nadie lo habría hecho y quedó un poco anonadada porque no esperaba esa reacción es Shasta jamás.
_Simplemente me tomó del rostro y me hizo volar con el suave beso de sus ardientes labios, sentí tantas cosas a la vez que son imposibles de describir, Dios, jamás recibí un beso así… En cuanto se dio cuenta de lo que hacíamos se separó de mi avergonzado, y enseguida lo recordé todo… todos los siglos que pasé sin él y los años en su compañía brotaban como un río en mi mente,  entonces, me le acerqué y tomé su suave y delicada mano que rozó con mi brazo y de a poco nos acercábamos mas, suavemente metió sus manos bajo mi remera y me tomó por la cintura… estábamos a punto de cometer una locura cuando por suerte mi madre me llamó… No quería parar, sin embargo, quería.
¿Locura? Quizás lo sea si viéramos a Fer en su cuerpo de adolescente, pero en su alma era una chica mayor capaz de hacer lo que quisiera, pero era obvio que no se sentiría preparada para hacer… eso, incluso a mí me costaba pronunciar la palabra… Luego comprendí que Fer era tan solo una niña como yo, sin importar la edad de nuestras almas, estaríamos “quemando etapas”, creo que si me ocurría lo mismo con Bill… también esperaría a algo que nos frene. Igual, no sé, ahora veo de una manera diferente a Shasta. Jamás lo creí capas de ser tan… “veloz”. Pero todos tenemos una faceta que no conocemos ¿Verdad?
Fer no paraba de contarme lo alegre que estaba y me contó muchas cosas que le vinieron a su memoria desde los siglos pasados cuando estaba con Shasta y gracias a eso, pude conocer un poco más a  mi maestro, por lo que oía era alguien muy tierno, y me ponía muy feliz saber de que al fin estaban juntos. Ella no  paraba de agradecerme por reconocer ese collar, mientras tanto yo me acordaba de Amor de Shasta, que seguro ahora debe ser un poco mas cortés con los demás sentimientos que habitan en la cabeza del ángel… podríamos haber conversado durante horas, pero  cuando miré el reloj eran las ocho de la noche, entonces decidí irme hasta mi casa, si no, no llegaría mas.
_ ¿Por qué caminas si tenes magia?-me preguntó desconcertada Fer, mientras, ahora que me daba cuenta, yo también me lo preguntaba ¿Por qué derrochar semejante capacidad? Entonces le sonreí y en un parpadeo aparecí en la sala de mi casa, por suerte mi mente se agilizaba y podía dominar más mi magia, ya no necesitaba decir los conjuros/trabalenguas para poder hacer determinada acción. Al fin las noches y noches de practica con Gy sirvieron de algo…
Voy a la cocina, y no había nadie, subo y busco a Gy y tampoco había nadie, la habitación de mi madre, el patio… todo vacío. Entonces, desconcertada me dirijo a mi habitación donde hay una nota sobre mi almohada:
“Hija,
Salimos con Gy a comprar ropa… no nos esperes hasta tarde, vamos a ir al cine a ver una película, si tenes hambre, revolvé en la heladera, seguro hay algo. Beso
Mamá.”
“Gracias, mami… me tuviste mucho en cuenta”-pensé colmada de celos y a punto de devorarme la nota, ¡¿Que revuelva en la heladera?! ¿Qué clase de malvada madre era? Estaba que reventaba de la bronca, cuando un ruido y una luz me asustan a mis espaldas, era Bill.
Su hermoso rostro se tornaba serio y dolido.
_Tenemos que hablar…-dijo secante.

lunes, 21 de febrero de 2011

CAP. 40

Mi pulso acelera, mi respiración se agita, mis sentidos se agudizan. Todo pasa tan rápido y  tan lento a la vez… me encuentro parada en el medio de la plaza mientras la gente me empuja y torpe me muevo de un lado al otro, todo se pierde en un profundo eco, incluso la voz de Georg, preguntándome si estoy bien. Tengo una sensación extraña en mis dientes, los siento extraños, más firmes y como si a la vez se alargaran envolviéndose en torno a una extraña especie de frágil agudeza… ¿Qué me ocurría?
Siento de repente el violento roce de Georg sobra mi brazo, y con fuerzas me sujeta y me dirige hacia un colectivo. Ambos nos subimos y comenzamos un largo viaje hacia la parte baja de la ciudad… mientras tanto siento cómo el palpitar de mi corazón aturde mis sentidos, puedo sentir la sangre correr y fluir a través de mis venas, incluso, la sensación es tan aguda y real que creo que duele. Mis ropas lastiman mi piel y siento cómo ésta se agrieta y me arde mucho. Un zumbido de murmullos corre a través del viento y me contamina la mente.
Georg iba callado mirando por la ventanilla muy preocupado, sin embargo, no atinaba a decir nada por el miedo que me tenía… bueno, no creo que haya sido a mí el miedo, sino que a la posibilidad de que pueda llegar a ser… eso. Ni siquiera puedo nombrarlo por la impresión que me da pensar en el hecho de que todo en mi mundo iba a dar una vuelta de 360º.
Antes simplemente era una joven que vivía con una madre que tenía un puesto de trabajo lo suficientemente importante como para ser solicitada por distintas empresas a través del país, por ese hecho, a la fuerza estaba atada a ella y antes de poder establecerme en un lugar, ya debía armar las valijas para irme… Quizás fue eso lo que jamás me había permitido desarrollar un poco más de sentido social. En  fin. Creo que mi vida era demasiado corriente, quitando el hecho que desde hacían años soñaba con el mismo muchacho que Oh, sorpresa! Terminaría siendo mi novio… descubriría que soy parte ángel, parte demonio, que puedo hacer brujerías… y ahora pasaba a ser un bicho de esos! Ya no podría soportar otro cambio en mi vida… No tenía escapatoria si llegara a ser una como Andy, ni siquiera la muerte me salvaría.
Pronto en colectivo se detuvo rápido en una de las paradas del sector por el que Georg y Shasta vivían, con el brazo Georg me indicó que me baje allí y ambos descendimos rápido porque el colectivero ya estaba pisando el acelerador  por la inseguridad  del barrio, caminamos un par de cuadras y ascendimos por las escaleras hasta el 5to piso, más o menos, donde se hallaba el departamento de Shasta. Georg revolvió sus bolsillos en busca de la llave, pero mis sentidos, que seguían agudizados, me indicaron que la llave no estaba allí, le tomé por el brazo y comencé a seguir el sonido metálico de la misma, el cual chocaba con el rasposo sonido de la alfombra… Despacio y conducida por una serie de inexactos movimientos lentos y descoordinados que desorbitaban mi vista y me mareaban, logré agacharme y colocarme de cuclillas para recoger la llave que se encontraba bajo la alfombra, frente a la puerta…
Mucho no recuerdo de lo sucedido, lo que sé es que Shasta estaba en su habitación meditando mientras flotaba en una burbuja de aura celeste semi rodeada por una capa de aire negro… Con los ojos cerrados y las manos a ambos lados nos habló desde la burbuja. Yo podía sentir su respiración a pesar de que estuviera aislado, oía palpitar su corazón y sentía como las ondas vibratorias de su voz chocaban con las capas de energía y aura en las que se envolvía.
_Estas infestada…-dijo Shasta mientras su bola energética descendía un poco, como reflejo de su concentración…
_No se sabe aún-replicó Georg con pocas esperanzas mientras pateaba el suelo. Shasta abrió un ojo y levanta la ceja.
_Es cierto, pero por lo que siento-dijo mientras salía  de su bola  energética- ella está sufriendo las manifestaciones que indican que los patrones bacterianos que Andy le infectó están haciendo efecto…
_ ¿Qué?-replicó Cecilia asomándose desde la cocina… De seguro hacía tiempo que estaba allí, la pobre, era una de las muy pocas entre los vampiros que no terminaba de asimilar sus genes, por lo tanto, por ahora no parecía tener problemas para vivir con los demás, y por ello, estableció una amistad bastante cercana con Shasta, Georg, y… Bill. Pero eso seguro no sería duradero, algún día sus genes dominarían en ella. Mientras tanto no se corría peligro, porque ni de sangre se alimentaba….pero, en su familia, los problemas aumentaban, quizás por eso también pasaba la mayor parte del día con ellos-¿O sea que es una de nosotros?
_Bueno, no como vos… ella fue contagiada por tu hermano…-dijo Shasta mientras me señalaba con la palma de su mano sobre mi cabeza.-además ya bebió sangre.
_Sabía que era carne blanda-dijo cruzándose de brazos.-Es simplemente asquerosa, no la tolero. -Creo que si no me hubiera sentido tan extraña, en ese momento estaría agarrándose la nariz por la trompada que le habría metido.
_Pero no bebió cualquier sangre… bebió sangre negra.-Acotó Georg, como si fuera algo realmente malo y en un tono bastante grave. La cara de Cecilia cambió de decepción  a sorpresa… entonces comprendí de que sí era algo grave.
_Bueno, pero… ni que hubiera bebido sangre de algún demonio escapado…-dijo en tono de humor, esperando que realmente fuera eso.
_La sangre de Amalia-dijo Shasta mientras se lamentaba.
_Oh por Dios-me miró horrorizada y asqueada, enseguida se retiró, y como si estuviera en una obra de teatro, hizo mutis…
Georg la siguió con la mirada, hasta que se oyó un portazo, ninguno de los dos se preocupó,  ya era casi normal que entre y salga como si fuera su casa. Luego, se pusieron a conversar y discutir mientras yo me paraba frente a una ventana a explorar el mundo, aprovechando mis capacidades y mis agudizados sentidos mientras seguía en ese extraño trance… ambos me miraban y susurraban mientras sus voces cosquilleaban mi tímpano y me producían escalofríos… Al cabo de un rato, la voz de Shasta convertida en un profundo y sonoro eco me tomó de las sienes y cerró los ojos. Mi sangre comenzó a enfriarse cada vez mas y mis venas me dolía mas que la primera vez, todo mi cuerpo me dolía el ardor llegaba hasta mi cabeza, mi nuca y mis sentidos volvían a la normalidad. Entonces, tranquilo y agotado Shasta se sentó en el piso con las piernas  cruzadas, me invitó a acompañarlo, mientras Georg se paraba detrás de mí.
_Quizás tu extraño comportamiento sea un reacción pasajera, porque he entrado en vos y no encuentro rastros de vampiros que sean muy graves.-El alma me volvía al cuerpo.-Sin embargo hay posibilidades de que seas uno de su clan… todo depende del tiempo.-Chau alma ¬¬.
_ ¿Qué debo hacer para evitarlo?-pregunté esperando algún respuesta que me devuelva las esperanzas…
_Sólo rezar-dijo Shasta deslizando un rosario de perlas de entre sus dedos ¿De dónde sacaría cosas tan valiosas?
Tomé el rosario mientras él me abrazaba, Georg ya se había ido a hacerse un café y de seguro a fumar al balcón… y había adivinado. Después de  estar con Shasta busqué a Georg y lo vi con ese horrendo y sucio hábito, pero, sinceramente, no había ido con el para retarlo, si no que quería que me convidara, si hubiera estado mirándome de antes, creo que me desconocería a mi misma… sin embargo la situación lo requería, estaba MUY nerviosa. Le estiré la mano para que me pase una seca, pero Georg me miró de arriba abajo incrédulo y me negó el cigarro.
_En las mujeres queda mal- me retó. Tenía razón, ¿Qué clase de locura estaba por cometer?  Entonces, le saludé con un beso en la mejilla y me dirigí a la puerta-¿Ya te vas?
Ni siquiera me preocupé en contestarle, por algo fui a darle un beso… bajé un par de pisos y llegué a la puerta dónde unos niños jugaban con una pelota y en el negocio abandonado de la esquina de en frente unos niños más grandes, chicuelos de 11 o 12 años estaban drogándose con paco. (O porro… o cigarrillo de marihuana) Tenía muchas ganas de hacerles tomar conciencia de lo que hacían, pero con sus amenazantes miradas me bastó para hacerme entender que no debía acercarme a ellos ni por lo que más quisiera.
Caminé un par de cuadras en dirección centro y encontré una cabina pública, no sé por qué decidí entrar y con las monedas que habían entre los billetes llamé a mi madre para decirle que estaba en casa de una amiga y que no me espere para el almuerzo.  Las clases ya terminaron, por suerte… lo feo es que estamos en verano, pero por ahora los días estaban bien frescos, y así era como yo prefería mis días.
No tenía ganas de nada, solo quería caminar y vagar por ahí, entonces, me puse a pensar en Fernanda ¿Estará bien? ¿Seguirá enojada con migo? ¿Se acordará de lo que anoche paso? Mejor la voy a ir a ver, si no me abre la puerta… me voy a sentir la persona más fracasada de todas, tenía miedo de que eso suceda, pero debía tomar el riesgo por mi amiga. No era una cosa como para olvidarse, además ella fue la primera en enterarse de lo que tenía, obviamente, la primer mortal… y si alguna vez ella significó algo para mí y se ganó mi suficiente confianza creo que no era correcto que así como la nada, cada una se separe de la otra y viva otro camino.
Lamentablemente, me llevé las clases de la vieja Nuria: inglés y matemática. Las otras tenían buen promedio, pero mi madre se quería morir. Tampoco era para tanto, qué dramática…
Al fin llegué a la casa de Fer, hace muchos meses me había dado su dirección para hacer un proyecto de la escuela juntas, al cual la profesora lo terminó cambiando y haciendo individual, pero la dirección me quedó grabada en la memoria.
Una enorme construcción antigua del estilo inglés con tejas, puertas y ventanales azules, pintada en blanco albergaban a mi amiga, era extraño que ella viviera ahí, si dudara de mi memoria no creería que ella viviera ahí. Fernanda era muy sencilla. Los cipreses y las rosas y rococó abundaban en el enorme jardín que se separaba de la calle por una enorme y antigua reja negra con un moderno portero eléctrico con cámara… me pareció tan irónico. Una voz gruesa pero amable  y tranquila me atendió, pregunté por Fernanda y enseguida salió una mujer con un repasador en el hombro desde el enorme portal.
_Hola! –Dijo amable mientras abría la reja- Fernanda está en su habitación con la música a todo volumen-dijo mientras me saludaba y me conducía hacia la escalera- subí y buscala. Su habitación es la que está al lado del balcón que da para el patio. Yo vuelvo a la cocina.
Subí y sentí la alfombra azul sobre mis zapatillas, todo en esa casa estaba muy combinado con la arquitectura de la casa, todos los muebles eran antiguos, de roble y con bordes dorados, enormes jarrones acompañaban los enormes ventanales de los cuales colgaban hermosas cortinas de raso y gasa. Deslicé la mano por la baranda y subí, un paso, otro y otro… hasta llegar arriba ya se oía el bullicio de la música. Llegué y toqué. Nadie respondió, intenté varias veces hasta que me animé a abrir la puerta y unas paredes cubiertas de imágenes psicodélicas se vinieron encima de mi mientras Fernanda estaba de espaldas escribiendo un mail  con el equipo de música a todo volumen, me concentré en dominar el aparato y bajarle el volumen, con éxito para asustarla. Entonces lentamente se gira y me mira sorprendida.
_ ¿Viniste a través de un hechizo?-me preguntó levantándose de la silla.
_ No, a través de mis cansadas piernas-me senté sobre su cama-vine a preguntarte si…
_Ya no-adivinó- después de ver cómo peleaste por salvarnos a mí y a tu madre, todo está muy bien… además yo me enojé porque no me contestabas los mails…-Oh, claro… los mails. Hacía siglos que no prendía mi computadora… ni siquiera recuerdo la contraseña para encenderla.
_Perdón, nunca me conecto.-dije mientras la abrazaba.
_Me di cuenta…
Seguimos conversando y nos reíamos a carcajadas, hasta que la cosa se tornó seria al contarle de la probabilidad de que sea vampiro. Si era vampiro, debería convertirme en una asesina, seguro me ordenarían asesinar a mi madre para que no recuerde nada y destruir todo tipo de evidencia que date a cerca de  mi existencia… Viviría por siglos como una adolescente de 16 años… Eso era un horror, ni siquiera podría conseguir un trabajo porque sería demasiado pequeña a la vista, aunque tuviera años y años de vida.  Por suerte, Fer me reconfortó con algunas palabras de aliento mientras yo jugaba con su alhajero de arriba de su mesa de luz.
Collares, cadenitas de plata, unas pulseras, anillos con piedras, anillos de coco, anillos hippies, tobilleras… cuando creo que llego casi al fondo siento algo que toma temperatura y comienza a quemarme los dedos.
_Auch! –Grité por el ardor y saqué la mano automáticamente del recipiente.
_ ¿Qué te pasa, loca?-dijo mientras tomaba un collar hermoso que irradiaba un esplendoroso brillo. Se lo colocó. Al verlo exhibido en el cuello de mi amiga, me di cuenta que yo había visto en algún lugar esa reliquia… pero ¿Dónde?
_ ¿De dónde lo sacaste?-pregunté.
_Me lo dio hace muchísimos años un anciano de muy mal aspecto por la calle cuando iba a comprar  pan a la vuelta de casa, me dijo que lo use cada vez que salga… y que no me dé miedo si un hermoso muchacho se me acerca preguntándome por él. Pero, no lo uso porque brilla demasiado y llama la atención, tengo miedo de que lo roben-dijo mirándose al espejo-creo que ese hombre estaba loco al regalar semejante preciosidad, parece una estrella del cielo por su brillo.
Entonces todo volvió a mi memoria… ¡ese era el collar de Shasta! O sea que Fer era la mujer que amó al ángel, y mi antecesora.
_ ¿Qué dirías si te digo que en realidad se lo re otorgó a su dueña? ¿Y si te dijera que tenemos un lazo en común?-dije mientras me acercaba a ella. Retrocediendo, respondió.
_Diría que estás loca.
Entonces la tomé de la mano y le llevé con migo. Íbamos a ir a lo de Shasta para que el mismo compruebe y le explique todo. Nos tomamos un remiss que solo nos dejó al principio del barrio, el resto debimos caminar mientras Fer de ponía una mano sobre la blusa para que el brillo de el escondido collar no llame la atención.
Llegamos al edificio donde Shasta vivía y me atiende aquel muchacho de las otras veces, ahora que lo miraba mas detenida… era muy lindo, sin embargo mis ojos seguían puestos en Bill, sentiría que lo traicionaría si mirara a otro. Me miró alegre y me saludó contento, Fer lo saludó como si nada y entré apurada a la habitación de Shasta, antes de que tocara la puerta, ésta se abrió y me permitió el paso, a mí y a mi amiga.
Antes de el dijera alguna palabra, dejé a la vista el collar de Fer. Cayó de espaldas a la cama, estremecido y boquiabierto, mientras ella me miraba extrañada y a la vez encantada por el ángel regalón.
Yo me salí de inmediato de la habitación sonriente, en eso cae aquel muchacho con dos tazas de café en las manos y una cara de nene bueno, esperando que acepte una. Bueno, conocía mi punto débil, sin embargo, lo rechacé… no sé por qué, creo que me quería acortejar más que otra cosa. No lo iba a permitir.
_Esta tibio y bien dulce, como te gusta-dijo mientras movía la taza y me sonreía de oreja a oreja. Ok, me tenté era exactamente como el café me gustaba, bueno sólo le faltaba algo- tiene unas gotas de leche-dijo susurrándome al oído. Ya completaba lo que le faltaba, era imposible rechazarlo.
_Bueno, está bien acepto…-dije tomándolo y escuché un ruido grave que provenía de la habitación de Georg y… Bill- ¿Y eso?
_Es el bajo de Georg… lo toca desde pequeño, es medio fósil pero se las arregla.
_ ¿Cómo sabes tanto?
_Lo conozco desde hace muchísimo tiempo, igual que a Shasta…
_Jamás te mencionaron-dije entre sorbos mientras el largaba una carcajada.
_ ¿Segura? Yo creo que nos hemos visto.
_No, no lo creo.-terminé mi café. Y me tomó de la muñeca y me condujo hacia afuera, lo miré extrañada y me dijo que necesitaba hablar con migo que fuéramos a la plaza que hay a dos cuadras del edificio. Quisiera o no, obedecí ya que me llevaba casi a la rastra pero no de manera violenta.
Al fin llegamos y nos sentamos en un banco. Asombrado me indicó que mire hacia atrás y como boba obedecí y obviamente no había nada. Giré de nuevo mi vista y el muchacho estaba con un lirio en la mano. Por favor, que desagradable intentar seducirme haciendo lo mismo que hacía mi novio, más me indigné cuando vi la planta de lirios a su lado.
_Lo sacaste de ahí-señalé.
_ ¿Pensas eso? Decime un color y estilo de lirio y te lo aparezco.-Lo decía tan seguro y campante con su penetrante mirada… que me animé a aceptar el desafío.
_Un lirio azul de tres hojas.-desafié, Bill sabía que esos eran mis favoritos. En el acto sentí algo entre mis manos. Sin ver comencé a tocar ese tallo velludo y sentí la delicada textura de las hojas, lo olí y se sentía igual que mi amor.
La fragancia se multiplicó y el joven me tomó del brazo, dejando su tatuaje al descubierto… miré con atención y tenía muchísimos cortes, subí mi mirada y unos ojos pardos detrás de una sombra oscura me esperaban tiernos y húmedos, algo me dijo, pero no le presté atención porque estaba perdida en ese hermoso lunar en su barbilla, tan pequeño, tan perfecto, tan tentador… Mi mirada subió y llegó a su negro y encrestado cabello. Era tan hermoso como jamás habría esperado. Simplemente sus labios carnosos y seguramente suaves me volvían loca.  El muchacho notó mi mirada embobada y perdida y sonrojó mientras se me acerco cada vez más.
Me sentía relajada, con millones de emociones lindas que rebotaban por todos lados, su cercanía me erizaba la piel y escalofríos me recorrían entera, mi garganta estaba hecha un nudo, mi respiración se entrecortaba y en pocos instantes sentí la suavidad de la piel de su nariz apoyarse contra la mía, ahora eran también sus pómulos y de a poco sus labios, tan suaves y excitantes como jamás habría imaginado… sus suaves, frágiles y delicadas manos cubrieron mi rostro mientras yo me agarraba de su cuello. Cierro los ojos y comienzo a caer.
Entonces lo siento, siento ese roce, ese aliento, ese aroma… era igual al de alguien en particular… me alejo suavemente pensativa mientras sus pestañas cosquillean mi barbilla, tal como lo hacían las de…
Miro con atención y el muchacho me mira sonriendo, levantando una ceja.
_ ¿Qué pasa, amor?- Oh por Dios….
_BILL!-grité y me rendí en sus brazos.

sábado, 19 de febrero de 2011

CAP. 39

El dolor que mi alma sintió al romper uno de mis preciados lirios que Bill me regaló alguna vez, fue inexplicable... se siente como que se quiebra tu lado más frágil y a la vez esencial de tu ser... aquel con el cual sin él es casi imposible seguir adelante. Pero el hecho de asegurarme de que mis amigos estén protegidos remediaba en parte aquel sufrimiento que ardía como sal en una herida.
Luego de que ambos miraran extrañados la flor por mi hazaña, organicé.

Confiaba en el físico y la inteligencia de Gustav, por esa razón, el me acompañaría... Gy era más que necesaria para llevarla, ella me apoyaría y además ya estaba comenzando a ser bastante hábil para ayudarme a memorizar y entregarme cosas rápidamente en los momentos en los que practicábamos, pero no podía  permitir que algo le ocurriera a mi amiga... y de paso necesitaba que protegieran mi morada, de seguro más de uno de mis rivales aprovecharía para invadir y embrujar el lugar. 
_No! Yo te quiero acompañar-dijo Gy en voz chillona cruzada de brazos y zapateando el piso como si fuera una nena chiquita.- No soporto el hecho de no saber nada de lo que ocurre... y mucho menos quedarme sola. Tengo mucho miedo.
_Lo lamento, Gy, pero no podes ir... me muero si te pasa algo... además, no vas a estar sola.-Por un momento recordé lo que ella me había dicho acerca Georg, que lo extrañaba. Era perfecto,  además... Georg era brujo, por lo tanto, además de acompañada, estaría protegida.
_El perro no cuenta.

Gustav la miró ofendido, no soportaba que menosprecien a su "hijo". Mientras tanto, yo corrí hacia mi habitación pidiendo que me esperen unos instantes y que por favor no se acerquen. Entonces, con la mayor de mis concentraciones, invoqué a Georg, quien en el acto se apareció campante y relajado, como si ya supiera que yo lo iba a llamar. Nos abrazamos fuerte por un largo rato y entonces se sentó en la cama... Sonriendo me dijo que ya me esperaba, que teníamos que hablar, y en eso, revisando su bolsillo, sacó una bolsa de tela marrón con pequeñas bolitas negras y opacas, bastantes pesadas para su talla.

_Oh, Georg que lindo gesto pero, ¿Qué son?-dije mirando asombrada el paquete mientras lo recibía con gran esfuerzo por el peso. Él tomó una de las bolas y la puso a contraluz.
_Cuando estés en peligro terrible éstas nenas te van a ayudar, solo las tenes que arrojar al suelo y alejarte de su explosión ¿Vez su interior? Bueno, dentro se trasluce la magia con la que las doté, procurá de que no se agiten mucho o van a explotar antes de tiempo, las abría hecho mejor, pero… Sinceramente, he estado muy ocupado en asuntos que realmente te incumben.
_Georg, sos un genio-dije mientras lo abrazaba.
A las apuradas tomé mi bolso más pequeño para que todo cupiera ajustado y de esa manera, las bolitas no rebotaran. Cargué el libro de hechizos que ,más que libro, era casi una antigua agenda cosida a mano con letras del estilo gótico de la edad medieval asombrosamente conservada. La estrella de Gabriel, la advertidora,  un lirio y emprendí marcha hacia la cocina con Georg que al reencontrarse con Gy, casi se cae al piso de la alegría, se recibieron/despidieron cordialmente con Gustav y yo salí corriendo en compañía del segundo.

Bien, ya estamos afuera, cargué mis cosas, la advertidora comenzó a producir un humo negro opaco dentro de su interior... el peligro estaba cerca, pero lamentablemente, no indicaba a donde ir.
¿Qué hacemos? Fue la gran pregunta del millón, con Gustav nos quedamos parados como un par de idiotas mirando para los dos costados. ¿Izquierda? ¿Derecha?
"Lástima que no somos como sabuesos, para olfatear"- la idea de Gustav me iluminó la mente y a manotazos desenfrenados abrí la puerta y sin decir nada tomé a Bruno por la panza, lo até a su correa y me lo llevé con migo... La cara de desconcierto de Georg y Gy fue cómica. Al salir, Gustav no me miraba muy a gusto por el hecho de que saque a su perro cachorrito y lo exponga al peligro.
Tomé el frágil y pequeño cuerpo de Bruno y lo rodee con mis manos- Bluthund- susurré amorosamente a sus oídos mientras a Gustav se le caía la mandíbula por el asombro al ver de que a su tierno cachorrito comenzaron a crecerle enormes y afilados colmillos que casi llegaban al suelo, su redonda y diminuta nariz se expandió y se inclinó hacia atrás como la de un lobo feroz, sus orejas largas y caídas se acortaron y pararon hacia atrás como las de un doberman, sos ojos se hicieron enormes y duros, toscos. Sus patas se enancharon y alargaron hasta que sus tiernos pulpejos se convirtieron en filosas garras casi tan grandes como una cabeza.
Era casi del tamaño de un caballo, ya no conservaba mas su aspecto tierno de cachorrito, ahora aprecia un mismísimo can enviado desde lo más profundo del infierno. Ni siquiera sus suave pelo quedó…en su lugar tenía un duro cuero pajoso cuyos pelos eran pinchudos y rasposos. Sin embargo… era tan tierno como siempre y moviendo su cola y babeando asquerosamente nos mostraba su panza para que lo mimáramos.

_ ¿Pero qué le hiciste a mi perrito?-gritó asustado Gustav frente a la bestia.
_ Va a estar bien, esta transfiguración no le va a afectar en nada, lo juro.
_ Bueno, pero podrías haberlo hecho un poco más agradable a la vista…
_ Mi magia desciende del pecado, soy casi un demonio…
 Gustav pareció entender las razones y sin cuestionarme se subió al lomo de Bruno mientras éste corría a gran velocidad por las calles destrozándolas al igual que a todo lo que se encuentre a su paso…

A medida que nos acercábamos la advertidora se tornaba más negra, hasta que tomó temperatura y me quemó la mano. La gente corría desesperada e inundada en pánico, de un patinazo, Bruno se detuvo y comenzó a aullar en el lugar…

Aquel joven con el que me encontré por las calles luchaba casi a muerte con Andy y Tom a la vez, era increíble cómo se movía  y la rapidez con la que pensaba los hechizos. Entre tanto, Shasta luchaba con Amalia y Fer y mi madre se defendían como podían de un monstruo de 3 cabezas y enormes garras traído por Amalia desde el inframundo, Ícaro volaba en lo alto del cielo esperando ligar comida.
Inmediatamente, ordené a Bruno atacar a Amalia, el can obedeció corriendo ferozmente con un grueso y ensordecedor gruñido casi famélico.
 Yo tomé la bolsa de bolitas negras mientras Gustav se agarraba a las trompadas con Tom… era todo una confusión enorme, la luz que irradió la bola hizo que Andy comenzara a arder junto a varios de su clan y decidió desaparecer y esconderse en las sombras de la noche.
Amalia, como si tuviera ojos en la nuca, de los cuales soy capaz de esperar, adivinó el movimiento de Bruno y en un instante, lo paralizo de un golpe con el puño en el estómago. El cachorro gritó y cayo débil al piso y enseguida transformó a Ícaro en un feroz tigre.

_Ahí tenes tu cena-dijo Amalia al pájaro. Mientras Gustav perdía la concentración al ver a su cachorro caer herido, ligando una piña en el ojo por parte de Tom, el cual quedó tumbado en el piso, y se paró furioso para seguir luchando…
Shasta y el muchacho quedaron anonadados al verme luchar con ferocidad contra Amalia… mientras a los gritos le pedía socorro para mi madre y mi amiga que  estaban a punto de que sus almas fueran robadas por la infernal bestia. Jamás podría llegar a describirla con exactitud. Los recuerdos son borrosos, era una sombra negra de ojos rojos de tres cabezas y garras de lobo con las que penetraba hasta el asfalto. Fer casi moría y mi madre… iba en su camino, pronto corrieron los dos para socorrerlas.

Por mi lado, Amalia adivinaba cada movimiento que haría, le enviaba fuego y ya me atacaba con lluvia de estalactitas frisadas, usé un hechizo de energía física para poder pegarle de verdad pero mis golpes parecían ser de lo más absurdos y predecibles… apenas con su dedo me tocó y caí rendida sobre la pared de una casa, derrumbándola.

Mi odio crecía cada vez mas… mi furia aumentaba, estaba cansada de los movimientos en vano  y  de la astuta mente de Amalia… Mis puños se cerraron y, literalmente, se cubrieron de una llama azul, tomando mi estrella me acerqué  sin miedo al demonio y comencé a golpearla en la cara, una y otro y otra vez, su sangre negra me salpicaba en la cara mientras la oía gritar. Sus alaridos de dolor y su sangre provocaban en mi una sensación de satisfacción tan grande que simplemente mi cuerpo pedía mas… comencé a tragar la sangre que me salpicaba y sentía mis venas arder y mi corazón latir mas y mas fuerte. Se sentía genial… ya no era tan poderosa como antes yo estaba tomando el control y eso me encantaba. Me olvide de todos, sólo me concentraba en seguirla golpeando para seguirme salpicando de su sangre y seguir bebiéndola…
Poder.


Entonces, no oí mas nada, Amalia se esfumó por el asfalto y mis puños comenzaron a arder…

Mi cuerpo se siente liviano. Entonces me siento, abro los ojos: mis colchas… estaba en casa. Gy se me acerca tranquila y sonriente, se apoya en mi cama.

_Buenos días dormilona.
_ ¿Entonces no pasó lo de Amalia, el demonio, Andy, Tom?-pregunté decepcionada al ver de que todo lo que había logrado, se había ido por el drenaje porque jamás ocurrió ¡Oh, malditos sueños!
El rostro de Gy se tornó serio, se acercó a la puerta, miró con precaución y la cerro. Luego, se sentó en mi cama, suspiró un par de veces y finalmente dijo:

_Bueno, es largo de contar, pero tu vieja no sabe nada, Shasta le aplico el hechizo de olvidar.
_ ¿Qué paso?
_Jó, por lo que me contaron, estuviste bravísima… la golpeaste de tal forma a Amalia que casi la vences, pero, lamentablemente atinó a huir junto a Ícaro y la bestia. Vos bebías y bebías su sangre como si fueras un vampiro hasta quedar inconsciente.
_Oh Dios, ¿Qué hice? ¿No soy un vampiro, no?
_Yo soy una simple mortal, no me lo preguntes porque no tengo ni la menor idea, en cuanto a Tom… venció a Gustav y antes de que se acerque a vos, Shasta lo echó. Andy como el cobarde que es, desapareció y nunca más se lo vio.
_ ¿Gustav está bien? ¿Bruno?
_A los dos los curaron y ahora están descansando como dos bebés en su casa…
_ ¿Shasta? ¿Fer?
_Shasta hasta hace rato terminó de arreglar los daños y de hacer olvidar a la gente con hechizos y te trajo, se acaba de ir. Y Fer está en su casa.
_ ¿Y el muchacho ese que estaba con nosotros?
_Shasta no mencionó a ningún muchacho en la historia.
_Tengo que hablar con Georg.

Ahora algo me decía que lo que Georg me quería decir era algo acerca de ese muchacho… tenía el presentimiento de saber dónde exactamente está: en la plaza del centro de la ciudad.

Corrí a las apuradas a cambiarme, me lavé la cara y me recogí el pelo, todo rápido, no tenía mucho tiempo para ir a verlo… Dejé prácticamente regalada a mi madre con la taza de café en la mano que me estaba por llevar mientras yo salía apurada buscando el celular y las llaves mientras le balbuceaba que ya volvía.

Por suerte en mi pantalón había algunos billetes que me servirían para tomar un colectivo y llegar más rápido. Esperé pocos minutos hasta que el colectivo, milagrosamente, llegó puntual. El viaje era un poco largo, pero pasó rapidísimo, hasta que me bajé en la plaza central dónde me encaminé hacia la fuente que tenía un par de bancos y pude observar el marcado y bello rostro de Georg sonriente esperándome sentado.

_Suerte que  presentiste que vendrías-dijo mientras me besaba en la mejilla.
_ ¿Me esperabas desde hace mucho?
_Un rato, pero es que yo soy impaciente-sinceramente, no lo parecía… Georg era más bien el prototipo de adolescente/adulto sabio que podría llegar a tener la paciencia más infinita del mundo.- Debemos hablar.
_Sí, lo sé… pero no sé de qué.
_Con el paso de los minutos son más y mas las cosas que debes saber… primero y principal – se retractó-… olvida. De eso no dije nada. Pero debemos hablar de anoche. De Amalia. Tengo que darte no muy buenas noticias.-me asusto.
_ Decilo en frio y con el menor tacto posible así lo asimilo más rápido.
_ ¿Segura?-preguntó arqueando una ceja.
_Segura.
_Puede que te conviertas en vampiro.
_ ¿Qué? ¡NO! ¿Cómo?
_De seguro en algún momento, Andy debió infestarte con su virus en cuanto estuvieras distraída para que sientas la tentación de beber sangre y estos comiencen a hacer reacción química dentro de tu cuerpo, lo que dentro de algún tiempo, luego de su incubamiento en la sangre ajena que haya entrado en tu cuerpo, haga una transformación en tu cuerpo y altere algunos aspectos físicos, como el crecimiento de colmillos, y un severo cambio en tu dieta, de alimentos por sangre.
_Entonces…
_Entonces ya no vamos a poder seguir siendo amigos-dijo poniéndome un brazo sobre el hombro- lamentablemente, tu alma también se contamina y vas a pertenecer al clan de Andy… va a ser algo propio en tu carácter. Pronto vas a reaccionar de manera violenta con nosotros al punto de querer asesinarnos…
_Oh, por Dios, no…-entonces recordé aquella mañana en la escuela cuando se me acercó tanto a mí con su hipnótica belleza y amagó a besarme mientras yo lo evitaba, ahí aprovechó el momento para infestarme. De esa manera se cumpliría lo que él me había advertido: el ser suya.
_Sólo te lo pudo haber contagiado a muy cercana distancia. Imagino que no lo besaste o abrazaste, porque me decepcionarías mucho…
_Jamás Georg, yo sigo amando a Bill a pesar de todo lo que nos haya pasado, a pesar de que ya el no esté- me miró preocupado y con lástima, como si dijera cualquier tipo de estupidez- Andy intentó besarme, pero yo lo rechacé, sin embargo, se me acerco suficiente…-Quebré en llanto, no quería ser un vampiro, no quería ser asesina… yo solo quería ser bruja, ya comenzaba a gustarme mi responsabilidad y el hecho de no poder estar más con los seres que quiero me ponía muy mal.. Ya había perdido a Bill no quería perder a nadie más.
_Ey, no llores, nada es seguro… los reactores se manifiestan en una semana… hasta entonces, nada es seguro.-dijo mientras me sostenía la cabeza.
Mis extraños ojos marrón rojizo se traslucieron de lágrimas y brillaron de esperanza.

Hasta que comencé a sentir sed de algo metálico y caliente… necesitaba algo que extasiara mi sed mi necesidad de sentir ese fuerte y delicioso sabor.
El sabor de la sangre.

martes, 8 de febrero de 2011

CAP. 38

Oh, mis ojos no podían creer aquella hazaña artística producto de la madre naturaleza,  jugando junta a la magia de los cosmos.
Tal como las cosas aparecen de repente, así es la geometría de una flor.(*)
3 pétalos, 3 veces llamo y respondes mostrando la galaxia explotar mientras juntos cabalgamos hacia otros planetas (*), ¿Qué tan lejos me llevarás? (*)
Nuestra próxima próxima estación, mucho más allá del Sol (*). La esfera ya no gira mas, mira a otro planeta y se va (*) junto a vos. Ya no te veo aquí ¿Qué tan lejos estarás?
La voz de mi madre anunciando la hora del almuerzo nos interrumpe, y unos pequeños destellos flotan a la luz formando un arco iris artificial. "Si las larvas pueden ser dulces, mal vecino las exterminará"(*)- pensé luego de que mi madre me interrumpiera.
Ambas, Gy y mi madre, comían desaforadas, mientras que yo me inundaba en mi mar de pensamientos. 
La hora de almorzar terminó, y mi madre salia corriendo al trabajo mientras que Gy lavaba los platos, hoy era su día de hacerlo. Yo me dirigí a mi habitación y me tiré en mi cama... Cierros los ojos y caigo.

Una carta a lo lejos flota en un prado... me acerco y la tomo:
"Hoy te busqué en la rima en que duerme con todas las palabras. Si algo callé es porque entendí todo menos la distancia.
Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer un día mas, un día mas...
Arriba el Sol, y abajo el reflejo de cómo estalla mi alma. Ya estamos aquí y el paso que dimos es causa y es efecto.
Cruza el amor, yo cruzaré los dedos y gracias por venir... gracias por venir.

PD: cruza el amor, yo cruzaré los dedos..." Adaptación de Puente_ Gustavo Cerati  (Bocanada, 1999)

Todo comienza a sacudirse, los árboles a lo lejos comienzan a caerse y las montañas se desvanecen y se hacen espuma, poco a poco todo desaparece y comienzo a oír una voz desesperada...
_ ¡Agus! Gor, arriba, vamos. Por favor- zamarreaba Gy con lágrimas en los ojos, desesperada.
_ ¿Qué pasa?-desperté sobresaltada.
_Hacen ya 6 horas seguidas que dormís, no te van a hacer bien.
_¿6 horas?-pregunté sorprendida, miré en el reloj de pulsera y mi nublada vista de a poco se aclaró hasta que figuró en el centro él hora, 20:10.- Oh, Dios, tenes razón...
Gy se encontraba un poco triste porque hacía mucho tiempo de que no veía a Georg, eso me hacía sentir culpable de algún modo. De repente, se me ocurrió para animarla un poco invitarla a caminar cerca de casa, a dar una vuelta y distraernos un poco de todo el vicio de la casa.
Ella accedió contenta y ambas salimos mientras comencé a contarle todo lo sucedido el día de hoy. 
Caminamos y caminamos hasta que llegamos a una plaza que se encontraba cerca de nuestro hogar, y a pocos metros del bar en donde Gustav trabajaba junto a su familia....

Nos sentamos en los bancos dejando que el aire al cual, podríamos llamarlo "puro" nos revolviera apenas el cabello y nos hiciera erizar la piel por su frescura. El aroma de los cipreses nos hacia picar poco la nariz mientras veíamos a los niños correr y jugar de un lado hacia al otro junto a sus padres. Jóvenes paseaban sus perros y yo a más de uno me le acerqué para acariciarlo, les tenía mi propio amor a esos animales, tan tiernos, fieles, peludos y babosos. Definitivamente cumplían con lo requerido para convertirse en el mejor amigo del hombre. A ellos no les importa si sos lindo o feo, si tenes dinero o no, si sos una persona intelectual o un zonzo… a ellos solo les importa como sos por dentro, tienen la capacidad y la facilidad increíble para poder ver tu aura y saber cómo hacer para hacer sentirte mejor. Aun no entiendo como las personas pueden lastimar, matar, abandonar, y maltratar a esos verdaderos ángeles de la madre naturaleza. En fin, se me acerca un cachorro labrador color café simpático y escurridizo que saltaba hacia mi falda y se lanzaba al piso, iba y volvía y ladraba con alegría.

_Ey!-oímos a lo lejos de la plaza, y vimos a un joven corpulento rubio de pelo corto que corría en nuestra dirección, agotado, con una mano levantada y con la otra sosteniendo una correa roja.
Se acercó unos metros más y lo reconocimos en el acto.
_ ¡Gustav!-gritó Gy.-Se acercó más y se sentó de un salto a nuestro lado en el banco.
_Chicas, tanto tiempo, ya creí que no las volvería a ver, ¿Cómo están?
_Bien, ¿Vos?
_Eh… bien, bien…-tomó aire- adopté a un perrito y me está haciendo renegar mucho.
_ ¿O sea que esta bola de pelos y baba color café es tuya?-pregunté mientras le hacía mimos en la panza.
_Si…-contestó orgulloso- lo recogí de una caja que estaba en el centro en plena plaza principal. La gente pasaba y le pateaba la cajita corriéndolo del paso, yo iba con mis auriculares escuchando música a todo volumen cuando tropecé con algo me agaché y se asomó una lengua chica y áspera con olor a cachorrito que se me pegó enseguida en la cara… me encariñé enseguida y lo levanté y lo puse frente a mí, estaba casi desnutrido, se le marcaban las costillas y apenas tenía fuerzas para ladrar. Lo llevé a mi casa y por suerte se encariñaron rápido con él y me dejaron tenerlo.
_ ¡Qué dulce, qué lindo!
_ ¡Qué asco!-dijo Gy mientras lo veía, ella y la naturaleza no se llevaban nada bien.
_Si, igual… ahora tengo que llevarlo al veterinario a que lo vacunen, se quedó abierto hasta después de hora para esperarme porque sabe que trabajo en el bar y que estoy muy ocupado.
_Oh, que medico tan simpático.-dijo Gy
_Si, es verdad… seguro que te cobra más caro-bromeé
_Espero que no, ¿Me acompañan? Está a 6 cuadras de acá. Con Gy nos miramos y nos sonreímos, no teníamos nada que hacer. Accedimos- Ah, y Agus, estás demasiado flaca. Yo que vos suspendo la dieta un tiempo…
_ ¡No estoy a dieta!-vociferé ya cansada de que me molesten por mi poco peso, algún día me recuperaría.

Luego del pequeño viaje, con el que yo me divertía jugando con el perrito de Gustav, nos topamos con una gran puerta de vidrio que estaba iluminado con frías lámparas incandescentes blancas que, debía admitir,  hacían darle un aspecto de morgue al lugar.
Por doquier había afiches de anatomía canina y felina. Cuadros con títulos universitarios y otros con pinturas de perros. El piso estaba decorado con baldosas blancas y negras y por cada tanto intercalado por ahí había unas huellas de patitas de perro gastadas por la suela de los zapatos.
Una gran mesada se disponía frente a nosotros, con una caja registradora y a su alrededor estanterías colmadas con productos de pet shop.
Enseguida salió un viejo, tras una puerta detrás del mostrador, de mal aspecto y con cara de uranio que parecía que todo le caía mal.
_ ¿Qué hacen molestando acá?-gruñó el viejo mientras se oían los llantos de un perro al fondo del lugar
_ No creo que sea un buen lugar para vacunar a tu cachorro, Gus- le murmuré en vos baja. Me miró y avanzó.
_Disculpe, yo hablé por teléfono con usted para traerle este perrito para que me lo vacune… no sé si recuerda-La cara del anciano cambió por completo.
_ Ah, Gustav… si, lo estaba esperando es solo que  estoy cansado de esa gente rara que viene por las noches preguntando por un tipo, no sé, Georg o Gregorio o “Gremundo”- dijo el anciano-pero si, si, ustedes vengan con migo al fondo.
Mi cara paso del horror al asombro cuando el anciano nombro a Georg, y más de que lo estaban buscando. Gy me miró preocupada cuando él lo nombró y se puso pálida. Llegamos al fondo del lugar donde vimos al perro autor de los llantos. Al parecer estaba bien de salud, pero gritaba como si por dentro se estuviese desangrando. Lo miré lastimeramente, el doctor notó mi cara de preocupación y me tranquilizó:

_Mira que Rupertito no le pasa nada, ¿Eh?, solo es caprichoso. Llora de esa manera como lo haría un niño malcriado de 9 años por sus galletas favoritas-dijo mientras le acariciaba la cabeza y el perro la sacudía disfrutando las caricias y haciendo ruidos quejosos, mirándolo con ojos de… bueno, de “perrito”- la diferencia entre él y un malcriado, es que el me puede-y entonces se acercó a una estantería de dónde sacó una caja de galletas para perros en forma de hueso y le convidó con unas cuantas.
 De repente se me dio por preguntarle acerca de eso que antes había mencionado sobre Georg.
_Disculpe, no sé si oí bien, pero es que me mata la curiosidad…
_Es sobre ese tal Georg, ¿Verdad?-interrumpió mientras vacunaba a la bola de baba color café de Gustav.-sí mira… la primera vez vino un tipo muy agradable, te hablo de años y años atrás ¿Eh? No sé, ese chiquito solía entrar a robarme los canarios que antes vendía y él me los liberaba… era un mocosito de la calle, de esos que pedían. Después de que ese tipo llego, uno rubio, altísimo bastante impecable te digo… en fin, después de que ese vino… ¡Desapareció!-dijo haciendo un gesto con las manos y con su ceño, de seguro se refería a Shasta.-Hasta ahí todo bien… después vino una pandilla de todos tipos vestidos de negro, un aspecto bastante raro. Dientes muy blancos… debo admitir que su dentista hizo un buen trabajo. Seguían a un flacucho ojos azules pelo negro, linda pinta, de no ser por su rareza…  bueno, llegaron esos raritos, y también me preguntaron sobre él… No les di respuestas, no estaba en mis días y, sinceramente, no me caían bien… Jo,  pero qué escándalo me hicieron, increíble. Me despatarraron todo el lugar y me desangraron las mascotas, perros fríos.
_Oh, sí lo son…-obviamente yo sabía a quienes se refería, el grupo de vampiros de Andy.
_Es más por ahí me dejaron una marca en la pared color rojo sangre que no se sale con nada.-dijo señalando tras un cuadro en la pared. Había dejado la inicial de su nombre “A 666”. Macabro lo suyo-Después cayó una mina, alta pelo largo… con un carácter bastante fuerte. Ah pero de esa no me olvido más… esa. Esa me trajo mil y un problemas a mi vida, el día que ella me visitó y que yo no le di respuestas me advirtió que lo lamentaría… minutos mas tarde se fue y recibí el llamado de los bomberos avisando que mi casa se había incendiado y que en el incendio perdí a mi mujer. Me sentía estremecido y ya casi hasta había muerto yo también. Una hora después la policía caminera hallo un auto hecho trizas en donde viajaban mis tres hijos a un concierto… Fue una época muy dura para mi…
_Lo sentimos mucho…-se lamentó Gy.
_Si, bueno, la vida sigue, ¿No?
_Es muy cierto. Y lamento mucho insistir, pero de verdad es importante para nosotras saber si alguien ha venido recientemente a preguntar sobre él.
_Mmm, no. Nadie. No por él…
_ ¿Por quién?
_ Por una tal Marina, un Francisco y a ver si no olvido a nadie… Ah! Si, también a un tal… Mmm-pensó mientras yo rogaba que no diera Bill- un tal, esperen que la vejez afecta mi memoria… un tal, también, vienen con nombres más raros acá.
_ ¿Bill?-preguntó Gy
_Si, ese… su perro ya está listo Gustav, le recomiendo que lo alimente con comida para perros mezclada con leche entera, nadie sabe de dónde viene el pobre.
_Bueno, muchas gracias.-dijo Gustav un poco extrañado por la conversación que llevábamos con Gy y el anciano.
_Disculpe pero ¿Recuerda el aspecto de esa persona?
_ ¿Persona? Diría yo bestia… Entró y forzó mi puerta, miren, está hecha un manojo de chapas… No parecía tan malo. Usaba ropa demasiado grande, como si fuera un ex obeso, también tenía buena pinta, de seguro debe tener muchas novias, tenía un aro en su labio derecho, loco de mierda.
En fin, entro con una carácter y una mirada salvaje, fuerte, que realmente acosaba, me preguntó por un tal Bill, dijo que sentía su olor por acá, eso me causó gracia parecía una fiera cazando una gacela. Le dije que no sabía nada, que esto no era el servicio de Missing Children sino una veterinaria, entonces me ahorcó miren, tengo mis marcas aun-señaló el cuello.-la sangre ya estaba en mi cabeza, toda, retenida, casi muero pero me tiró con fuerzas sobre la pared y me preguntó por una tal Agustina, también… le dije que no la conocía…-Los tres nos estremecimos al oír eso- La describió era… era. Así como vos, ¿No sos vos, no?-preguntó asustado el viejo.
_No, no soy yo.-caminé nerviosa mientras divisaba los tarros de fluido, con mi magia los abrí todos.-Bueno, nos tenemos que ir, muchísimas gracias por su información, y Glück…
_Eh?-preguntó desconcertado el viejo.
_Eh, nada, me atraganté-dije y haciéndome la torpe tire todos los tarros de fluido por toda la veterinaria que quedó convertida en un río marrón.

Salimos apuradísimos por mi “error” y llegamos a la plaza, nos sentamos en un banco.
_ ¿Por qué hiciste eso?-preguntó Gy.
_Si Tom y los demás nos siguen por el olor, la mejor manera de dejar a ese pobre hombre en paz es quitando nuestro olor, y, ¿Qué mejor solución que el fluido concentrado en esa cantidad?
_Oh, es cierto, estuvieron buscando a Georg, los hijos de puta esos…-gruñó Gy.
_Por suerte ya no  lo buscan mas, ahora a quienes nos joden es a mí y a Bill-dije mientras vi a Ícaro rondar por sobre nuestras cabezas-Vamos a casa, chicos.
Prácticamente corrimos, y con nuestro último aliento, llegamos a casa, abrimos y nos metimos dentro. Cerré todo con traba y nos sentamos tranquilos.
_Sinceramente yo no entiendo nada, pero… ¿Tienen leche entera?
_En la heladera saca y servile en un plato hondo.
_Bueno, ahora… ¿Me pueden explicar sobre ese tal Georg, ese tal Bill, el ser alto agradable la mina de mal carácter y los raros?
Le explicamos todo con paciencia, y enseguida entendió por Shasta al tipo alto, a los demás le costó entenderlo. Mientras el entendía comenzaba a caerme de a poco la ficha…
_Gy, respondeme al-dije y me incorporé-¿Por qué los lirios tienen un aroma tan profundo cuando tengo contacto con ellos?-Meditó un rato.
_...Para así perder tu aroma…
_ ¿Esa veterinaria por donde queda?
_...Por el camino que tomás para ir a la escuela…
_Eso significa, que me huelen.
_O que oles mal y el chico te insinúa algo con las flores-dijo Gustav masajeando la pinchada piernita de su perro. Gy se reía.
_No, callate vos y masajea a… ¿Cómo se llama?
_Mmm… un nombre humano, Bruno.
_Bueno acaricia a Bruno y hace mutis.
_Ok, ya me vas a necesitar para algo… -dijo haciéndose el ofendido.
_Ah, y lindo nombre-dije y seguí.-Lo que significa que ahora que saben cómo rastrearme las personas que están con migo a diario corren riesgo, como mi madre…
_Hablando de ella, ¿No debería haber llegado hace una hora?-Me asusté. Gustav miró con cara de desgracia y se detuvo.
_Algo le pasó-dijimos los tres a la vez.
Mi desesperación comenzó a crecer…
(*) Todas las frases señaladas con el asterisco pertenecen a frases sacadas de las canciones de Gustavo Cerati (Magia, Naturaleza Muerta, Convoy y Numeral-del albun FUERZA NATURAL(2009) y de la canción Uno Entre Mil-de su album AHÍ VAMOS (2006) )