Mi pulso acelera, mi respiración se agita, mis sentidos se agudizan. Todo pasa tan rápido y tan lento a la vez… me encuentro parada en el medio de la plaza mientras la gente me empuja y torpe me muevo de un lado al otro, todo se pierde en un profundo eco, incluso la voz de Georg, preguntándome si estoy bien. Tengo una sensación extraña en mis dientes, los siento extraños, más firmes y como si a la vez se alargaran envolviéndose en torno a una extraña especie de frágil agudeza… ¿Qué me ocurría?
Siento de repente el violento roce de Georg sobra mi brazo, y con fuerzas me sujeta y me dirige hacia un colectivo. Ambos nos subimos y comenzamos un largo viaje hacia la parte baja de la ciudad… mientras tanto siento cómo el palpitar de mi corazón aturde mis sentidos, puedo sentir la sangre correr y fluir a través de mis venas, incluso, la sensación es tan aguda y real que creo que duele. Mis ropas lastiman mi piel y siento cómo ésta se agrieta y me arde mucho. Un zumbido de murmullos corre a través del viento y me contamina la mente.
Georg iba callado mirando por la ventanilla muy preocupado, sin embargo, no atinaba a decir nada por el miedo que me tenía… bueno, no creo que haya sido a mí el miedo, sino que a la posibilidad de que pueda llegar a ser… eso. Ni siquiera puedo nombrarlo por la impresión que me da pensar en el hecho de que todo en mi mundo iba a dar una vuelta de 360º.
Antes simplemente era una joven que vivía con una madre que tenía un puesto de trabajo lo suficientemente importante como para ser solicitada por distintas empresas a través del país, por ese hecho, a la fuerza estaba atada a ella y antes de poder establecerme en un lugar, ya debía armar las valijas para irme… Quizás fue eso lo que jamás me había permitido desarrollar un poco más de sentido social. En fin. Creo que mi vida era demasiado corriente, quitando el hecho que desde hacían años soñaba con el mismo muchacho que Oh, sorpresa! Terminaría siendo mi novio… descubriría que soy parte ángel, parte demonio, que puedo hacer brujerías… y ahora pasaba a ser un bicho de esos! Ya no podría soportar otro cambio en mi vida… No tenía escapatoria si llegara a ser una como Andy, ni siquiera la muerte me salvaría.
Pronto en colectivo se detuvo rápido en una de las paradas del sector por el que Georg y Shasta vivían, con el brazo Georg me indicó que me baje allí y ambos descendimos rápido porque el colectivero ya estaba pisando el acelerador por la inseguridad del barrio, caminamos un par de cuadras y ascendimos por las escaleras hasta el 5to piso, más o menos, donde se hallaba el departamento de Shasta. Georg revolvió sus bolsillos en busca de la llave, pero mis sentidos, que seguían agudizados, me indicaron que la llave no estaba allí, le tomé por el brazo y comencé a seguir el sonido metálico de la misma, el cual chocaba con el rasposo sonido de la alfombra… Despacio y conducida por una serie de inexactos movimientos lentos y descoordinados que desorbitaban mi vista y me mareaban, logré agacharme y colocarme de cuclillas para recoger la llave que se encontraba bajo la alfombra, frente a la puerta…
Mucho no recuerdo de lo sucedido, lo que sé es que Shasta estaba en su habitación meditando mientras flotaba en una burbuja de aura celeste semi rodeada por una capa de aire negro… Con los ojos cerrados y las manos a ambos lados nos habló desde la burbuja. Yo podía sentir su respiración a pesar de que estuviera aislado, oía palpitar su corazón y sentía como las ondas vibratorias de su voz chocaban con las capas de energía y aura en las que se envolvía.
_Estas infestada…-dijo Shasta mientras su bola energética descendía un poco, como reflejo de su concentración…
_No se sabe aún-replicó Georg con pocas esperanzas mientras pateaba el suelo. Shasta abrió un ojo y levanta la ceja.
_Es cierto, pero por lo que siento-dijo mientras salía de su bola energética- ella está sufriendo las manifestaciones que indican que los patrones bacterianos que Andy le infectó están haciendo efecto…
_ ¿Qué?-replicó Cecilia asomándose desde la cocina… De seguro hacía tiempo que estaba allí, la pobre, era una de las muy pocas entre los vampiros que no terminaba de asimilar sus genes, por lo tanto, por ahora no parecía tener problemas para vivir con los demás, y por ello, estableció una amistad bastante cercana con Shasta, Georg, y… Bill. Pero eso seguro no sería duradero, algún día sus genes dominarían en ella. Mientras tanto no se corría peligro, porque ni de sangre se alimentaba….pero, en su familia, los problemas aumentaban, quizás por eso también pasaba la mayor parte del día con ellos-¿O sea que es una de nosotros?
_Bueno, no como vos… ella fue contagiada por tu hermano…-dijo Shasta mientras me señalaba con la palma de su mano sobre mi cabeza.-además ya bebió sangre.
_Sabía que era carne blanda-dijo cruzándose de brazos.-Es simplemente asquerosa, no la tolero. -Creo que si no me hubiera sentido tan extraña, en ese momento estaría agarrándose la nariz por la trompada que le habría metido.
_Pero no bebió cualquier sangre… bebió sangre negra.-Acotó Georg, como si fuera algo realmente malo y en un tono bastante grave. La cara de Cecilia cambió de decepción a sorpresa… entonces comprendí de que sí era algo grave.
_Bueno, pero… ni que hubiera bebido sangre de algún demonio escapado…-dijo en tono de humor, esperando que realmente fuera eso.
_La sangre de Amalia-dijo Shasta mientras se lamentaba.
_Oh por Dios-me miró horrorizada y asqueada, enseguida se retiró, y como si estuviera en una obra de teatro, hizo mutis…
Georg la siguió con la mirada, hasta que se oyó un portazo, ninguno de los dos se preocupó, ya era casi normal que entre y salga como si fuera su casa. Luego, se pusieron a conversar y discutir mientras yo me paraba frente a una ventana a explorar el mundo, aprovechando mis capacidades y mis agudizados sentidos mientras seguía en ese extraño trance… ambos me miraban y susurraban mientras sus voces cosquilleaban mi tímpano y me producían escalofríos… Al cabo de un rato, la voz de Shasta convertida en un profundo y sonoro eco me tomó de las sienes y cerró los ojos. Mi sangre comenzó a enfriarse cada vez mas y mis venas me dolía mas que la primera vez, todo mi cuerpo me dolía el ardor llegaba hasta mi cabeza, mi nuca y mis sentidos volvían a la normalidad. Entonces, tranquilo y agotado Shasta se sentó en el piso con las piernas cruzadas, me invitó a acompañarlo, mientras Georg se paraba detrás de mí.
_Quizás tu extraño comportamiento sea un reacción pasajera, porque he entrado en vos y no encuentro rastros de vampiros que sean muy graves.-El alma me volvía al cuerpo.-Sin embargo hay posibilidades de que seas uno de su clan… todo depende del tiempo.-Chau alma ¬¬.
_ ¿Qué debo hacer para evitarlo?-pregunté esperando algún respuesta que me devuelva las esperanzas…
_Sólo rezar-dijo Shasta deslizando un rosario de perlas de entre sus dedos ¿De dónde sacaría cosas tan valiosas?
Tomé el rosario mientras él me abrazaba, Georg ya se había ido a hacerse un café y de seguro a fumar al balcón… y había adivinado. Después de estar con Shasta busqué a Georg y lo vi con ese horrendo y sucio hábito, pero, sinceramente, no había ido con el para retarlo, si no que quería que me convidara, si hubiera estado mirándome de antes, creo que me desconocería a mi misma… sin embargo la situación lo requería, estaba MUY nerviosa. Le estiré la mano para que me pase una seca, pero Georg me miró de arriba abajo incrédulo y me negó el cigarro.
_En las mujeres queda mal- me retó. Tenía razón, ¿Qué clase de locura estaba por cometer? Entonces, le saludé con un beso en la mejilla y me dirigí a la puerta-¿Ya te vas?
Ni siquiera me preocupé en contestarle, por algo fui a darle un beso… bajé un par de pisos y llegué a la puerta dónde unos niños jugaban con una pelota y en el negocio abandonado de la esquina de en frente unos niños más grandes, chicuelos de 11 o 12 años estaban drogándose con paco. (O porro… o cigarrillo de marihuana) Tenía muchas ganas de hacerles tomar conciencia de lo que hacían, pero con sus amenazantes miradas me bastó para hacerme entender que no debía acercarme a ellos ni por lo que más quisiera.
Caminé un par de cuadras en dirección centro y encontré una cabina pública, no sé por qué decidí entrar y con las monedas que habían entre los billetes llamé a mi madre para decirle que estaba en casa de una amiga y que no me espere para el almuerzo. Las clases ya terminaron, por suerte… lo feo es que estamos en verano, pero por ahora los días estaban bien frescos, y así era como yo prefería mis días.
No tenía ganas de nada, solo quería caminar y vagar por ahí, entonces, me puse a pensar en Fernanda ¿Estará bien? ¿Seguirá enojada con migo? ¿Se acordará de lo que anoche paso? Mejor la voy a ir a ver, si no me abre la puerta… me voy a sentir la persona más fracasada de todas, tenía miedo de que eso suceda, pero debía tomar el riesgo por mi amiga. No era una cosa como para olvidarse, además ella fue la primera en enterarse de lo que tenía, obviamente, la primer mortal… y si alguna vez ella significó algo para mí y se ganó mi suficiente confianza creo que no era correcto que así como la nada, cada una se separe de la otra y viva otro camino.
Lamentablemente, me llevé las clases de la vieja Nuria: inglés y matemática. Las otras tenían buen promedio, pero mi madre se quería morir. Tampoco era para tanto, qué dramática…
Al fin llegué a la casa de Fer, hace muchos meses me había dado su dirección para hacer un proyecto de la escuela juntas, al cual la profesora lo terminó cambiando y haciendo individual, pero la dirección me quedó grabada en la memoria.
Una enorme construcción antigua del estilo inglés con tejas, puertas y ventanales azules, pintada en blanco albergaban a mi amiga, era extraño que ella viviera ahí, si dudara de mi memoria no creería que ella viviera ahí. Fernanda era muy sencilla. Los cipreses y las rosas y rococó abundaban en el enorme jardín que se separaba de la calle por una enorme y antigua reja negra con un moderno portero eléctrico con cámara… me pareció tan irónico. Una voz gruesa pero amable y tranquila me atendió, pregunté por Fernanda y enseguida salió una mujer con un repasador en el hombro desde el enorme portal.
_Hola! –Dijo amable mientras abría la reja- Fernanda está en su habitación con la música a todo volumen-dijo mientras me saludaba y me conducía hacia la escalera- subí y buscala. Su habitación es la que está al lado del balcón que da para el patio. Yo vuelvo a la cocina.
Subí y sentí la alfombra azul sobre mis zapatillas, todo en esa casa estaba muy combinado con la arquitectura de la casa, todos los muebles eran antiguos, de roble y con bordes dorados, enormes jarrones acompañaban los enormes ventanales de los cuales colgaban hermosas cortinas de raso y gasa. Deslicé la mano por la baranda y subí, un paso, otro y otro… hasta llegar arriba ya se oía el bullicio de la música. Llegué y toqué. Nadie respondió, intenté varias veces hasta que me animé a abrir la puerta y unas paredes cubiertas de imágenes psicodélicas se vinieron encima de mi mientras Fernanda estaba de espaldas escribiendo un mail con el equipo de música a todo volumen, me concentré en dominar el aparato y bajarle el volumen, con éxito para asustarla. Entonces lentamente se gira y me mira sorprendida.
_ ¿Viniste a través de un hechizo?-me preguntó levantándose de la silla.
_ No, a través de mis cansadas piernas-me senté sobre su cama-vine a preguntarte si…
_Ya no-adivinó- después de ver cómo peleaste por salvarnos a mí y a tu madre, todo está muy bien… además yo me enojé porque no me contestabas los mails…-Oh, claro… los mails. Hacía siglos que no prendía mi computadora… ni siquiera recuerdo la contraseña para encenderla.
_Perdón, nunca me conecto.-dije mientras la abrazaba.
_Me di cuenta…
Seguimos conversando y nos reíamos a carcajadas, hasta que la cosa se tornó seria al contarle de la probabilidad de que sea vampiro. Si era vampiro, debería convertirme en una asesina, seguro me ordenarían asesinar a mi madre para que no recuerde nada y destruir todo tipo de evidencia que date a cerca de mi existencia… Viviría por siglos como una adolescente de 16 años… Eso era un horror, ni siquiera podría conseguir un trabajo porque sería demasiado pequeña a la vista, aunque tuviera años y años de vida. Por suerte, Fer me reconfortó con algunas palabras de aliento mientras yo jugaba con su alhajero de arriba de su mesa de luz.
Collares, cadenitas de plata, unas pulseras, anillos con piedras, anillos de coco, anillos hippies, tobilleras… cuando creo que llego casi al fondo siento algo que toma temperatura y comienza a quemarme los dedos.
_Auch! –Grité por el ardor y saqué la mano automáticamente del recipiente.
_ ¿Qué te pasa, loca?-dijo mientras tomaba un collar hermoso que irradiaba un esplendoroso brillo. Se lo colocó. Al verlo exhibido en el cuello de mi amiga, me di cuenta que yo había visto en algún lugar esa reliquia… pero ¿Dónde?
_ ¿De dónde lo sacaste?-pregunté.
_Me lo dio hace muchísimos años un anciano de muy mal aspecto por la calle cuando iba a comprar pan a la vuelta de casa, me dijo que lo use cada vez que salga… y que no me dé miedo si un hermoso muchacho se me acerca preguntándome por él. Pero, no lo uso porque brilla demasiado y llama la atención, tengo miedo de que lo roben-dijo mirándose al espejo-creo que ese hombre estaba loco al regalar semejante preciosidad, parece una estrella del cielo por su brillo.
Entonces todo volvió a mi memoria… ¡ese era el collar de Shasta! O sea que Fer era la mujer que amó al ángel, y mi antecesora.
_ ¿Qué dirías si te digo que en realidad se lo re otorgó a su dueña? ¿Y si te dijera que tenemos un lazo en común?-dije mientras me acercaba a ella. Retrocediendo, respondió.
_Diría que estás loca.
Entonces la tomé de la mano y le llevé con migo. Íbamos a ir a lo de Shasta para que el mismo compruebe y le explique todo. Nos tomamos un remiss que solo nos dejó al principio del barrio, el resto debimos caminar mientras Fer de ponía una mano sobre la blusa para que el brillo de el escondido collar no llame la atención.
Llegamos al edificio donde Shasta vivía y me atiende aquel muchacho de las otras veces, ahora que lo miraba mas detenida… era muy lindo, sin embargo mis ojos seguían puestos en Bill, sentiría que lo traicionaría si mirara a otro. Me miró alegre y me saludó contento, Fer lo saludó como si nada y entré apurada a la habitación de Shasta, antes de que tocara la puerta, ésta se abrió y me permitió el paso, a mí y a mi amiga.
Antes de el dijera alguna palabra, dejé a la vista el collar de Fer. Cayó de espaldas a la cama, estremecido y boquiabierto, mientras ella me miraba extrañada y a la vez encantada por el ángel regalón.
Yo me salí de inmediato de la habitación sonriente, en eso cae aquel muchacho con dos tazas de café en las manos y una cara de nene bueno, esperando que acepte una. Bueno, conocía mi punto débil, sin embargo, lo rechacé… no sé por qué, creo que me quería acortejar más que otra cosa. No lo iba a permitir.
_Esta tibio y bien dulce, como te gusta-dijo mientras movía la taza y me sonreía de oreja a oreja. Ok, me tenté era exactamente como el café me gustaba, bueno sólo le faltaba algo- tiene unas gotas de leche-dijo susurrándome al oído. Ya completaba lo que le faltaba, era imposible rechazarlo.
_Bueno, está bien acepto…-dije tomándolo y escuché un ruido grave que provenía de la habitación de Georg y… Bill- ¿Y eso?
_Es el bajo de Georg… lo toca desde pequeño, es medio fósil pero se las arregla.
_ ¿Cómo sabes tanto?
_Lo conozco desde hace muchísimo tiempo, igual que a Shasta…
_Jamás te mencionaron-dije entre sorbos mientras el largaba una carcajada.
_ ¿Segura? Yo creo que nos hemos visto.
_No, no lo creo.-terminé mi café. Y me tomó de la muñeca y me condujo hacia afuera, lo miré extrañada y me dijo que necesitaba hablar con migo que fuéramos a la plaza que hay a dos cuadras del edificio. Quisiera o no, obedecí ya que me llevaba casi a la rastra pero no de manera violenta.
Al fin llegamos y nos sentamos en un banco. Asombrado me indicó que mire hacia atrás y como boba obedecí y obviamente no había nada. Giré de nuevo mi vista y el muchacho estaba con un lirio en la mano. Por favor, que desagradable intentar seducirme haciendo lo mismo que hacía mi novio, más me indigné cuando vi la planta de lirios a su lado.
_Lo sacaste de ahí-señalé.
_ ¿Pensas eso? Decime un color y estilo de lirio y te lo aparezco.-Lo decía tan seguro y campante con su penetrante mirada… que me animé a aceptar el desafío.
_Un lirio azul de tres hojas.-desafié, Bill sabía que esos eran mis favoritos. En el acto sentí algo entre mis manos. Sin ver comencé a tocar ese tallo velludo y sentí la delicada textura de las hojas, lo olí y se sentía igual que mi amor.
La fragancia se multiplicó y el joven me tomó del brazo, dejando su tatuaje al descubierto… miré con atención y tenía muchísimos cortes, subí mi mirada y unos ojos pardos detrás de una sombra oscura me esperaban tiernos y húmedos, algo me dijo, pero no le presté atención porque estaba perdida en ese hermoso lunar en su barbilla, tan pequeño, tan perfecto, tan tentador… Mi mirada subió y llegó a su negro y encrestado cabello. Era tan hermoso como jamás habría esperado. Simplemente sus labios carnosos y seguramente suaves me volvían loca. El muchacho notó mi mirada embobada y perdida y sonrojó mientras se me acerco cada vez más.
Me sentía relajada, con millones de emociones lindas que rebotaban por todos lados, su cercanía me erizaba la piel y escalofríos me recorrían entera, mi garganta estaba hecha un nudo, mi respiración se entrecortaba y en pocos instantes sentí la suavidad de la piel de su nariz apoyarse contra la mía, ahora eran también sus pómulos y de a poco sus labios, tan suaves y excitantes como jamás habría imaginado… sus suaves, frágiles y delicadas manos cubrieron mi rostro mientras yo me agarraba de su cuello. Cierro los ojos y comienzo a caer.
Entonces lo siento, siento ese roce, ese aliento, ese aroma… era igual al de alguien en particular… me alejo suavemente pensativa mientras sus pestañas cosquillean mi barbilla, tal como lo hacían las de…
Miro con atención y el muchacho me mira sonriendo, levantando una ceja.
_ ¿Qué pasa, amor?- Oh por Dios….
_BILL!-grité y me rendí en sus brazos.
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