martes, 11 de enero de 2011

CAP. 24

_...Gy… dormilona,  hey! Fea, despertate; ¿Sabías que tu aliento es asesino a esta hora?-dije mientras la zamarreaba energéticamente.
_Mmmm….-murmuró, se dio vuelta y se tapó para seguir durmiendo.
_Dale, o si no… te mando a Olivia-la coneja- para que te asesine  ferozmente!- Me levanté a sacar la coneja de la jaula y la coloqué sobre la espalda de Gy.-Busca la yugular Olivia! Ataque! Ataque! Patada ninja! JII-IÁ!
_Baofa la conofa s saseeina?-Murmuró con la cara aplastada en la almohada
_Sacate la cara de la almohada, no se te entiende!-Levanto la cabeza y dijo:
_Que si ahora la coneja es asesina?
_Un poco, solo cuando es necesario-Tomé a Olivia de su cuerpito y la puse a bailar sobre la cabeza de Gy.
 El afecto que tenía hacia mi coneja era algo grande de verdad, simplemente sentía que era como mi hija. Para mí ella era casi perfecta, solo tenía una falla un poco incomoda, pero bueno… nadie es perfecto y yo aprendí a amarla así… así de meona como era…. Desde chica nunca tuvo la capacidad de retener; menos ahora que está viejita.
Por lo dicho anteriormente, es fácil deducir qué osada hazaña realizó sobre la cabeza de mi amiga…  Lo que no es fácil, es describir el gesto de horror con el que Gilda se levanto de la cama para huir del inevitable fluido que recorría ya sus mejillas. Comenzó a patalear como loca exclamando “¡Coneja de mierda!” que bim, que bam, que esto, que lo otro que su pipí apesta… Por supuesto que va a apestar! Es decir, es lógico que apeste, son los desechos líquidos de su cuerpito y estoy muy feliz de que tenga feo olor. Eso indica que todo está en orden en una coneja. Yo miraba a Gy con Oli en mis brazos y sonreía mientras le susurraba al oído al pequeño animal:
_Vos quedate tranquila, mami te ama igual… mees de la manera en que mees yo te amo, cosita linda. No le prestes atención a tu tía; ella está loca.-Y le besuqueaba detrás de las orejas como a ella le gustaba, Olivia solo miraba con cara de desconcierto a aquella loca que saltaba como si estuviera en un ritual y gritaba como marrana, sacudía los brazos e histeriqueaba…  Obviamente, luego de ver esto seguro que el concepto de los Humanos no era algo muy enorgullecedor aquel que el que mi coneja obtuvo,  todo por la actitud delirante de mi amiga. ¡Suerte que los animales no hablan! Si no, quedaríamos en muy mala posición.
Después de ese baile umbanda que mi amiga realizó, salió corriendo como un rayo hacia el baño  a darse una ducha “rápida” lo cual, en tiempos de Gy sería de unos 15 minutos… ahora, en tiempos de cualquier otra persona se lo puede traducir como aproximadamente… 45 minutos o una hora entera. Dependiendo de lo deliciosa que esté el agua.
Se la oía desde el pasillo tararear tranquila; sin apuros… como si se olvidara de que tiene que ir al médico así la paranoica de mi madre se quedaba tranquila. Yo, mientras tanto, acomodaba la habitación y el lio que habíamos hecho anoche con los chicos y hoy a la mañana. Ropa por doquier, especialmente de Gy, la recogí la doblé  a toda para que luego ella la metiera en su bolso, como debe.
Me vestí, me peiné, desayuné… Gy seguía en la ducha. En eso se asoma toda envuelta en toallas.
_Aghh!! El monstro de la laguna!-grité horrorizada.
_Cállate, olor a culo! Donde está la nena?-dijo Gy mientras tomaba una tostada y le untaba dulce….
_Quién sabrá? Quizás esté con Shasta.-Tomé un sorbo de café
_Por qué te arreglaste?
_Porque en una hora y media tenes que ir al médico para hacerte ver “los calambres de la nariz”.
_Uh, cierto… ya me preparo!!-dijo corriendo a la habitación.
Suena un ring tone que no era de mi celular ni el de mi madre, seguro que Gy había recibido un mensaje. Seguro que era… bah! Qué podría saber yo? Acaso era la dueña de su vida? Mejor no adivinar… Mejor avisarle que había recibido un mensaje. Me acerqué a mi habitación, toqué la puerta, entré y le di el móvil. Por lo que me dijo la semana que viene recibiría sus muebles y demás pertenencias. Al fin Gy se terminó de preparar y fuimos hacia el médico.
La sala de espera estaba completamente llena… Dios sabrá cuando saldríamos. Se podía sentir un fuerte y persistente olor a desinfectante, líquidos de limpieza, remedios…e incluso a enfermo que seguro se nos impregnaría en la ropa. Habían pocas luces prendidas, pues la “ventana” estaba abierta, pero más que ventana parecía una ventila era demasiado pequeña y la luz casi ni llegaba, el consultorio estaba rodeado de edificios altísimos, y la verdad es que el piso que a ese doctor le había tocado era bastante bajo, por suerte… así no subíamos tantas escaleras, pero la verdad era aun mas enfermante ver que no haya luz ni aire…. Solo ese ambiente viciado perfumado a fármacos y la cara deprimida de la gente que me  hacia dar ganas de estar en el infierno… al menos allí no hay tanto olor a remedios.  Las cortinas beige amaromadas, viejas hacían juego con el deprimente panorama, las mesas marrones de madera de algarrobo estaban colmadas de revistas viejísimas que casi se podrían nombrar como antecedentes históricos. A todas ellas les faltaban paginas, o pedazos… el empapelado de la pared chorreaba humedad y estaba manchado ¿Cómo puede ser que una clínica esté tan descuidada? Los sillones de cuerina me reventaban el culo con los resortes salidos, pero no me podía mover porque rechinaban fuertísimo y todos los presentes me miraban con cara asesina.
Gy texteaba por el celular muy concentrada. Me miró y me hizo un puchero… ya estaba cansada de esperar. Apoyó su cabeza sobre mi hombro  y siguió escribiendo con una velocidad impresionante.
_Es Nacht’s….-Murmuró y siguió escribiendo. Yo la ignoré, es decir, la escuché pero no tenía ganas de contestar el ambiente me había abombado además ¿Qué le podría decir? ¿Un simple “Ahh”? Quedaría peor que no haberle contestado. Cerré mis ojos.
El cielo se tornó nublado y negro, las nubes parecían de crema… estaban muy cargadas. La gente corría por doquier el pánico reinaba frente a la plaza central de la ciudad, aves negras volaban a baja altura en remolinos, llevándose a la gente. A mi derecha un ángel tocando una trompeta dorada, a mi izquierda una silueta femenina que renacía entre las sombras, la catedral que se encontraba frente a mi pronto comenzó a convertirse en ruinas con el paso de las aves, y de allí…  espíritus lamentosos salían gritando y corriendo mezclándose con la gente… La figura se me acerca y me extiende la mano, yo me niego… y oigo un trompetazo. Los rayos comenzaron a caer…

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