viernes, 14 de enero de 2011

CAP. 26

Brillo, delicadeza, sencillez, belleza, prolijidad… son increíbles las cualidades que se pueden destacar con solo sentir las texturas fibrosas de las prendas, una, como mujer, sabe muy bien que la ropa, la moda y el estilo son nuestras armas poderosas a la hora de salir a la luz, no interesa si es con la compañía de amigos o para seducir a alguien. La ropa ocupa un papel muy importante en nuestras vidas; nos define a su modo. Nos completa.
                La mujer es un ser hermoso en toda su totalidad, no siempre importa la altura, el color de cabello, o quizás el de piel u ojos. Tampoco importa tanto el peso o los rasgos faciales, lo único  que se debe tener en cuenta son dos cosas muy importantes:
  La actitud… “El cuerpo atrae, la personalidad enamora”.
                Y el gusto, y es acá cuando volvemos a la historia… los colores abundaban en el negocio y, como mujer, una también sabe lo importante que son los colores para nosotras… son hermosos regalos que la luz nos otorga para poder destacar de manera más natural y femenina del resto...
Mis manos  sentían un leve,  hermoso y delicado cosquilleo que se transformaba en un regocijo en el alma al sentir la suavidad y profundidad  de las telas, botones divinos adornaban las camisas floreadas de raso, al igual que en las polleras. Los chalecos colgaban del perchero, formando una oleada de variedad de tamaños y modelos, todos de telas diferentes que hacían sentir la tentación de probárselos todos, mis dedos se enredaban y no intentaban buscar salida de las camperitas tejidas con grandes flores.
                Sentir la suavidad y delicadeza de la lana me hacían sentir un unas dulces sensaciones eléctricas que recorrían mi cuerpo y me provocaban escalofríos al sentir la majestuosidad de la prenda…  Filas de pantalones de raso, jean, gabardina. Shorts de todos los estilos, suecos de madera con cuerina y tachas… todo destacaba un brillo increíble. Gy no daba señales de vida desde su probador, se estaba midiendo vestidos. En la tienda había vestidos de los más hermosos y delicados, con las mejores caídas y colores, todos tenían su toque de glamur… pero de repente, mi mirada se encontró con la prenda más delicada y hermosa de la tienda.
                Brillaba por si misma desde la percha en que colgaba, no tenia mangas y un cuello bien ancho, cuello bote… las rosas de hilo blanco de esa musculosa de encaje me conquistaron sin duda alguna, estaba sobre una remera color salmón pálido que destacaba aun más la elaboración de aquel trabajo artístico que se había reflejado en esa musculosa… ella debía ser mía!  Era de talle único, solo había una prenda en cada uno de los 5 talles (s, m, l y xl) Busqué la de mi talle y corrí apurada a probarla. Me saco mi campera, debajo tenía una musculosa rosada pequeña, que por suerte combinaría con la prenda. Cierro mis ojos.
Mis manos se envuelven en la musculosa y mis dedos se pierden en el encaje para lograr saborear su textura, mis brazos se estremecieron cuando se deslizó directo hacia mi torso y calló por si misma en mi cuerpo… entonces, miro y… me quedaba perfecta! Por si acaso consulté con la vendedora quien también pareció estar convencida de que esa prenda era justa para mí… Ya sentía que era mía, ya me imaginaba saliendo con ella (vamos, todas lo hacemos) quería gozársela a mis amigas.
Mi curiosidad fue, por suerte inevitable a la hora de preguntar su precio.
_Esas remeritas de encaje cuestan $150.-dijo la vendedora con una sonrisa de comercial de pasta dental,  “GENIAL”, pensé yo tengo $200… reviso mi pantalón, mi billetera no estaba, un calor recorre mi cuerpo, mi corazón se acelera mas y mas, mi garganta se cierra ¡¿Dónde está mi billetera?! “LA CAMPERA!” pensé de inmediato… tampoco estaba. Ahora si podía sentir tranquila que fallecía, había perdido todo mi dinero!
_ ¿Gy? ¿Por casualidad no tendrás mi billetera?
_Si, gor… me la diste antes de salir de casa ¿No te acordas?-gritó  desde su cambiador… Alivio, mi alma vuelve al cuerpo, me dirijo hacia ella, estiro y meto la mano dentro de la cortina para que Gy coloque sobre ella mi tan preciada billetera.
Abro con una sonrisa, comienzo a contar 50 y 20 son 70 más 2, 4, 6, 8, 10 ya son 80... Bien acá tengo 5 y 5 10 mas… 90 y ¡¿10 PESOS?! ¿Solo tengo 100? ¡No! ¿Qué hago ahora?...Corro hacia Gy.
_Pst, ¿Yo no había metido $200 en la billetera?-dije asomando mi nariz por entre las cortinas del cambiador.
_Si, lo hiciste… pero después pensaste que sería demasiado para solo ir al doctor y dejaste en casa la mitad de la plata, ¿Por?-cierto, ahora todo volvía a mi memoria, yo y mi estúpida manera de pensar… oig. ¿Ahora?
_ ¡La necesito!-sollocé
_ Uh gor, yo te prestaría pero mi plata alcanza justo para este vestido, hablando de eso ¿Te gusta cómo me queda?
_Si, te queda divino… pero no quiero que me prestes plata. Sin tan solo… ¡Eso!-Salí corriendo, se me había prendido una idea en mi cabeza, una idea brillante. No puedo comprarla, pero para no perderla, la dejo señada y más tarde abonaría el resto del dinero y retiraría la prenda.
                Caminé emprendida hacia la vendedora con una sonrisa forzada para darle ternura, me paré frete a ella… miré el piso avergonzada, abrí grandes mis ojos fruncí un poco las cejas  y comencé a hablar abriendo bien la boca para provocar más ternura, así era mi manera de ganarme a los adultos.
                _Yo me preguntaba, si… obviamente, si no es mucho pedir. Porque esa remera de verdad me gustó y no sé, siento como que fue hecha para mi… me gustaría saber si… estem-miré al piso avergonzada-si podría señar la prenda y más tarde, luego de buscar lo que me falta, termino de abonar y me llevo la prenda. ¿Puede ser posible?
                _Ay nena, por mí fuera yo te dejaría… pero la política de la empresa no nos permite hacerlo ya que muchas veces hemos tenido problemas con las clientas. Acá es todo fijo y de una sola vez. Yo te juro que te haría ese favor pero  mirá, aquella que habla por teléfono es la encargada en este momento habla con los dueños del local y ella le dice absolutamente todo a cerca de las ventas… y si me llega a descubrir pierdo mi empleo. Son muy severos acá. No puedo arriesgarme, lo lamento. Vení más tarde con todo el dinero.-dijo la vendedora entristecida por no poder ayudarme, aunque lo de volver era buena idea, si anduviese sola. Gy seguro no tendría ganas de volver a hacer el recorrido dos veces.
                Gy salió de la tienda cargada con la bolsa con el vestido adentro y yo… yo con mis manos vacías; qué decepción… mi cara no dejaba de ser seria, Gy hablaba hasta por los codos, yo la ignoraba, me había encaprichado como una nena chiquita con esa musculosa… qué inmadura puedo llegar a ser a veces…
                _Agus, enserio me parece de que mi mamá me extraña, pero yo no me quiero ir… ¿Qué hago?
                _Mmm capaz que sí.-murmué pensando en otra cosa.
                _ ¿Me estás escuchando?
                _Si, no sé… puede ser, comprate la azul…
                _Ah, bien porque como estoy embarazada de 19 meses, me voy a comer a mi vecino porque hace dos días que soy vegetariana. Eso debe ser por mi crema antiarrugas que hace que tu mamá parezca más vieja para poder conquistar a tu profesor de historia..
                _Puede ser… ¿Qué?
                _Ah, ahora si me prestás atención…
                _Perdón! ¿Sí? Es que estoy en otro lado. No sé qué me pasa sinceramente siento que tengo que estar alerta por algo, pero no sé de qué…algo va a pasar.
                _ ¿Trajiste la advertidora?
                _ Creo que sí-dije palpando mi cuerpo para encontrar mi bolso-está en mi… ¡Oh, Gy! ¡Qué idiota que soy, mierda!
                _Gor ¿Qué pasa?
                _El bolso… en  el negocio… ¡Lo olvidé!
                _ ¡Corramos!

                Habíamos caminado un largo trecho desde la tienda, nosotras corríamos a más no poder, teníamos miedo… ese bolso tenía el libro, la advertidora, mis lirios… LAS CARTAS. Si caía en manos incorrectas la vida de Bill y Georg correrían peligro. Creo que ese era suficiente incentivo como para desesperarse y correr como jamás lo habíamos hecho.  A medida que nos acercábamos mas revuelta estaba la gente, había mucha que gritaba, en incluso corrían agitados  y nos advertían de que nos volviéramos, que mas adelante se corría mucho peligro.  
                Ahí fue cuando me di cuenta de que mis sospechas eran ciertas, había alguien y estaba interesado en lo que había en mi bolso…

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