89 días pasaron desde que Bill murió... ya casi que no vivía, no hablaba con nadie. Era como un muerto viviente en el medio de una ciudad llena de gente apurada que va y que viene mirando siempre su reloj, siguiendo un eterno ritmo de vida del cual yo ni siquiera me podía integrar para compartirla con mis seres queridos.
Llegué a la escuela, tarde, como últimamente lo estaba haciendo. La cara de la profesora no era muy agradable, el resto del curso me miraba burlón, que lástima que no pudieron seguir en el infierno... En fin, me senté y Fernanda me miraba de manera extraña. Creo que estaba enojada. No importa, ahora tendría que escuchar a la vieja retarme y hacerme pasar vergüenza frente a todos.
Milagrosamente no dijo nada, solo me miro de reojo y me entregó una fotocopia llena de problemas para resolver.
Miro y era una lista larga y complicada de números números y más números que esperaban maliciosamente mi rendición ante ellos... Intenté buscar una señal... el numero 89, por suerte no estaba. Las actividades eran hasta la número 60.
Problema 1, una ecuación, valor de x: 89. Problema 2, raíces, resultado: Raíz de 89. Problema 3, fracciones, 89/89... No podía estar pasando de nuevo.
89,89, 89... Por donde quiera estaba ese número. Quizás estaba equivocada, decidí usar la calculadora científica para corregirme si tenía algún error...
ERROR era lo único que respondía el aparato a mis cálculos.
_ ¿Terminaste tus actividades?- vociferó la profesora desde la otra punta del curso en su escritorio.
_Supongo...-murmuré.
_Dame la respuesta de la actividad 1.
_89.
_Correcto.-me asombré- la otra nena.
_89.
_Creo que correcto,- dijo revisando su hoja de actividades mientras se colocaba los anteojos de mirar de cerca.- decime la que sigue...
_...89....-Me miró desconcertada.
_¿Todas las respuestas son 89?
_Si...-contesté mirando espantada mi hoja.
_No puede ser, me estás haciendo una broma, nena... a ver, yo misma voy a corroborar esto-dijo levantándose y dirigiéndose hacia mi con su propia calculadora.-Error, error, error, error... es lo único que me marca.
La profesora y un par de compañeros se acercaron a mi banco y miraban la tarea muy extrañados, Fernanda estaba cabizbaja haciendo sus actividades en su propio mundo.
Era todo cuestión de magia lo que acá pasaba. Cuando corroboraban el resultado en la hoja de otros compañeros, daba el resultado real, pero cuando volvían a mi hoja, la calculadora simplemente marcaba ERROR y los dejaba a todos desconcertados. De repente oigo un ruido en el vidrio de la ventana, miro a mi izquierda y allí estaba él con sus cabellos largos y negros y sus ojos profundos y enojados colmados de furia mirando hacia adentro, Andy...Ambos encontramos nuestras miradas y pude observar la herida en su ojo, la herida que los ángeles le habían provocado aquella trágica vez.
Pronto sonó la el timbre del recreo y yo decidí quedarme adentro, la profesora antes de abandonar el curso y dirigirse a la sala de profesores a fumar hasta más no poder me murmuró algo que por mas esmero que puse en ignorarlo no pude: "Estas muy pálida, come algo o te vas a desmayar..."
¿Quien se creía que era para mandarme? Obviamente le hice caso omiso y me puse a garabatear mi carpeta.
Tengo sueño, pero no me duermo, solo apoyo mi cabeza en el banco y me pongo a suspirar recordando a Bill.
Oigo pasos, levanto mi cabeza y algo se mueve por entre los bancos... me siento observada, mi corazón comienza a palpitar rápido y, por la falta de energía, comienzo a sudar.
Mi transpiración es helada, comienzo a sentir la energía de otro cuerpo rondando a mí. Los sonidos se agudizan y escucho con atención una respiración profunda. Siento que la criatura se acerca más y más envuelta en una nube de magia y poder que colma en rencor y pecados...
Oigo su palpitar, es agitado... cada vez más y mas, puede flotar, lo sé. Siento escalofríos.. y de repente.
_No sabía que te asustabas tanto-dijo una voz no muy agradable de escuchar a mis espaldas. Me doy vuelta con mala gana y allí estaba.
_¿No te conformaste con espiarme por el vidrio de la ventana?
_Es preferible apreciar a la belleza de cerca... -dijo mientras se me acercaba casi al punto de estar a un pulgar de distancia. Con un simple y diminuto movimiento podíamos darnos un beso, esa era la distancia que teníamos. Balanceo su cabeza y se dirigió al pizarrón a garabatear-... se dice por ahí ya no pensas mas en Bill, eh?
_ ¿Cómo no hacerlo si desde que murió esta en mi cabeza? ¿Que clase de desalmado sos?-dije aguantando el llanto. Automáticamente se detiene, su rostro cambia, piensa un instante y se encamina hacia mi...
_Tenes razón, soy una basura. Disculpame, yo solo vine a darte todo mi apoyo para poder sobrellevar su muerte...
_Te agradezco la intención, pero no lo necesito, así estoy bien.
_ ¿Así? Ah, claro... estás perfecta, pareces un zombi, toda blanca huesuda y ojerosa.
_Gracias, sos encantador- ironicé.
_Me refiero que de no ser por el vos no estarías así... o sea...-ahí colmo mi paciencia.
_¡DE NO SER POR EL YO SEGUIRÍA ATASCADA EN EL CIELO MURIENDO POR LAS GANAS DE VENIR A LA TIERRA CON LOS SERES QUE YO QUIERO!-grité con todas mis fuerzas y quebré en llanto, me arrodillé en el piso- él lo dio todo por mi... Algo que jamás nadie daría por mi...-Andy me miró decepcionado.
_Yo también me sacrifiqué.-Señaló su cicatriz en el ojo que le cortaba toda su ceja y llegaba hacia el pómulo.
Enseguida lo envolvió una nube negra y desapareció del curso dejando el aroma de su perfume.
Instantes más tarde mis compañeros volvieron y comenzaron a quejarse por el olor, obviamente me hice la desentendida y volví a lo mío.
Llegó Nuria, de nuevo, pero esta vez apestando a olor a cigarrillo negro, esos amargos y picantes que de tan solo olerlos te hacen carraspear, en fin... todos preferíamos sentir el olor del perfume del desagradable de Andy. Pero lamentablemente, el tabaco lo cubrió todo.
Uno de mis compañeros preguntó si se podría abrir la ventana para ventilar el ambiente, pero la profesora vociferó con voz de rayo de que no. Todos debimos soportar la baranda a pucho, qué bronca.
La clase siguió y por suerte las horas allí se pasaron largas, pero aun así, Fer no me hablaba y Andy se aparecía de a ratos en los pinos del patio de mi escuela observándome fijo como si no tuviera otra cosa por hacer.
Estaba ahogándome en un mar de palabra extrañas en inglés cuando al fin sonó la campana de salida, estaba un poco mareada por la falta de alimento, lo admito, con una mano en la frente me balancee un poco y justo la profesora me toma la espalda.
_Enserio, alimentate.-dijo y se fue cargando su cartera en el hombro.
Tomé mi mochila y salí. La distancia entre mi casa y la escuela era grande. No tenía ganas de tomar el ómnibus y viajar parada, asique decidí ir caminando.
Había ya recorrido 37 cuadras cuando mis heridas en los brazos comenzaron a arder más y más e hicieron que se me saliera una lágrima. Me dolía la cabeza y tenia palpitaciones muy aceleradas y marcadas que me agitaban, comencé a marearme y mis rodillas temblaban. De pronto oigo pasos detrás de mí, de seguro era el insoportable de Andy.
Caminé más rápido, el también… intentó tocarme el brazo pero justo lo corrí y no pudo tomarme. Seguí con mis cosas y doblé en la primer cuadra que encontré, desviándome del camino habitual para sacármelo de encima y para que también entendiera que no lo quería cerca de mí, lamentablemente el me siguió. Apretando con fuerzas los dientes por la rabia que me provocaba, comienzo a correr con las pocas fuerzas que me quedaban.
Aún me sentía perseguida, mi respiración se agita, mi cuerpo entero comienza a pesar. Pierdo la conciencia.
Me despierto con todo el cuerpo adormecido y con el corazón latiendo a mil, estoy bajo un árbol de gran copa y frondoso, pero un pequeño rayo de luz encandila mis ojos y no me permitía ver con claridad quién estaba encima de mi esperando a que volviera en sí.
Por el aroma, me di cuenta de que no era Andy. Era otro olor, un olor mas dulzón y delicado… un aroma que antes había olido pero que no podía recordar en dónde. Me hizo recordar a mi hogar, a la paz, me tranquilizó.
_ ¿Estás bien?-dijo una voz masculina muy familiar. Pero a la vez extraña.
_Me da vueltas todo, ¿Me desmayé?
_Sí, pero estás bien ¿No?
_Sí, estoy bien-dije con una risita boba. El muchacho sonríe. Entonces me cargó y vi que en su antebrazo izquierdo tenía un tatuaje: “LIBERTAD 89”, ¿Era todo una señal o simplemente me estaba volviendo loca? A esa maldita cifra la veía hasta en la sopa, literalmente.- 89….-murmuré- ese número se me aparece a diario.
_ ¿Enserio? A mí también…
_ ¿No te causa un poco de asombro?
_No mucho, fue un sacrificio que hice por una persona que amo…
_Qué dulce, ey… pero yo puedo caminar, sólo me desmayé.-dije riendo.
_Oh, sí es cierto… discúlpame es que te veías muy frágil ahí desparramada en el piso.-se disculpó mientras me bajaba.
_Es que me asusté… a nadie le gusta que le persigan en la calle…
_Oh, disculpa por eso también. Es que se te cayó la billetera y no sabía cómo decírtelo, por eso intenté acercarme para dártela.-dijo y sonrojó
_Ah, gracias. Me había olvidado de que tenia la billetera en el bolso, qué raro…
_Si, mucho.-pateó el suelo- ¿Estas lejos de tu casa, no?
_Un poco.
_ ¿Querés que te acompañe? Digo, por las dudas…
_ Bueno, -se notaba algo en el que me hacia dar cuenta que era un chico agradable, alguien que era parecido a… alguien, que no recuerdo.- ¿Sos de por esta parte?
_No, nada que ver. Soy de la parte baja de la ciudad, ya sabes… esos barrios feos de por ahí donde por suerte los alquileres son baratos.
_Ah, ¿Y qué haces por acá?
_ Digamos que así como un pequeño favor a una amiga muy cercana. Pero no sé por qué ella no se acordó de que yo estoy siempre para ayudarla.
_Quizás es distraída.
_Puede ser… diría que bastante, es como si no me reconociera…
_Lo lamento mucho por vos.
_Yo no… yo lo lamento por ella. No sabe que aún la amo…
_ ¿Antes tuvieron algo?
_Éramos novios, pero luego de un accidente, obviamente inoportuno, todo cambió y yo estoy muy confundido-dijo frunciendo el ceño.
_Guao, eso es algo feo… a mí me paso algo parecido también, asique te entiendo mucho.
_ ¿Sí? ¿Y qué te paso a vos?
_El murió.
_Lo siento mucho.
_Yo también, jamás le pude decir cuánto lo amaba.
_Él lo debe saber… Pero, yo que vos, no me encierro en la idea de que ya no está. El puede estar en cualquier parte, incluso a tu lado cuidándote.
_Yo no quiero eso, quiero que el descanse tranquilo.
_Si él te amaba tanto como vos a el, de seguro no le importa descansar porque debe sentir la necesidad de cuidarte.-Lo que decía podría llegar a ser cierto, pero aun no me convencía.
_De ser así, ¿Por qué nunca me envió una señal?
_Te aseguro que las señales que te manda son muy obvias, solo que tenes que aprender a abrir los ojos.
Llegamos a la puerta de mi casa, nos despedimos, él parecía nervioso… se fue.
Entré a casa y mi mamá me pregunto preocupada por la demora, le expliqué todo por encima y me fui a la habitación, golpee la puerta Gy, la cual ya en los días anteriores se había terminado de mudar, y me saludo con un beso mientras la música a todo volumen se escapaba por la puerta.
Tiré mi bolso, me saqué los aros, abrí la cajonera y… estaba mi billetera. Me extrañé al respecto, corrí hasta mi bolso y había otra billetera exactamente igual a la mía, la abro y de repente… ¡Oh, sorpresa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario